Por Maximiliano Montenegro
El problema de la violencia en las escuelas parece estar llegando a su pico máximo, aunque por momentos la sensación indique que no tiene límites. Tema de debate, el actual presente indica que los colegios no pudieron escapar a la realidad de las calles, con su desbordada carga de ferocidad y necesidades insatisfechas, y hoy son virtuales campos de batalla copados por los alumnos más “fuertes” y “rebeldes”, con maestras atemorizadas y hasta víctimas del flagelo. Así, los datos estadísticos no hacen más que poner de relieve estas lamentables certezas: sólo en los centros educativos bonaerenses y porteños se registran diariamente un promedio de 156 agresiones físicas entre alumnos.