Por Silvia Guillot
Peleados hasta lo increíble por un sitio, diciéndose lo indecible, bordeando el límite de la ética y del buen gusto.
Ensayan discursos para explicar lo inexplicable: se unen, reúnen, aúnan, amontonan, “amuchan”. Oximoron a la enésima potencia. Izquierdas derechosas, derechas torcidas, librepensantes con patrones y patrocinadores…
Nadie está libre.
Dependen. Demasiado.
Es quizá el reflejo de una sociedad que sigue queriendo crecer sin esfuerzo, parir sin dolor, vivir sin actuar, o vivir actuando.
¡Jóvenes! ¡Todo está mal!… ¡Jóvenes! ¡Todo está bien!… ¿Y nosotros, los adultos, qué?
O será que todo debe postergarse, para beneficio de unos pocos, la queja de muchos y la acción transparente de casi nadie.
Sumar, no restar, es ciertamente un buen camino. El problema radica en qué se suma y para qué.
PD: Esto fue escrito el 2 de octubre del año 2016