Nuevamente se encienden las alarmas en el ámbito agropecuario y científico-tecnológico del país.
Fuentes cercanas al Gobierno Nacional confirmaron que la administración de Javier Milei estaría evaluando una nueva propuesta de reestructuración para el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) que implicaría un ajuste significativo en su funcionamiento y estructura.
La noticia genera profunda preocupación entre trabajadores, investigadores, productores y diversas organizaciones del sector, quienes temen por el futuro de la institución y su rol fundamental en el desarrollo agropecuario y la seguridad alimentaria del país.
Si bien no se han dado a conocer detalles específicos de esta nueva propuesta, trascendió que la misma contemplaría medidas de ajuste que podrían impactar directamente en la planta de personal, la continuidad de proyectos de investigación y extensión, y la presencia territorial del INTA en todo el país.
Esta nueva avanzada del Gobierno se suma a las tensiones previas generadas por declaraciones y medidas que insinuaban una posible reducción del presupuesto y una revisión del rol del Instituto.
Las voces de alerta no tardaron en hacerse oír, advirtiendo sobre las graves consecuencias que un «desguace» del INTA podría acarrear para el sector agropecuario, la innovación tecnológica y la capacidad del país para enfrentar los desafíos productivos y ambientales.
«Estamos ante una nueva embestida que pone en riesgo décadas de trabajo y el conocimiento acumulado en el INTA», expresó un representante de una de las asociaciones de trabajadores del organismo, quien prefirió mantener el anonimato por temor a represalias.
«Un ajuste de esta magnitud significaría la pérdida de puestos de trabajo calificados y el desarme de un organismo clave para el desarrollo de tecnologías y la asistencia técnica a productores de todo el país, especialmente a los más pequeños».
La preocupación se extiende a los productores, quienes ven en el INTA un aliado estratégico para mejorar sus prácticas, acceder a nuevas tecnologías y enfrentar los desafíos del cambio climático y los mercados internacionales.
«El INTA siempre ha estado presente, brindándonos apoyo técnico y conocimiento fundamental para nuestra actividad», manifestó un productor de la región. «Un debilitamiento del Instituto nos dejaría más vulnerables y afectaría la competitividad de todo el sector».
Desde diversas entidades y organizaciones se anticipan acciones de protesta y movilización en defensa del INTA, considerado un patrimonio nacional y un pilar fundamental para el desarrollo del agro argentino.
Se espera que en los próximos días se conozcan más detalles de la propuesta gubernamental y se intensifiquen los debates y las reacciones en torno a este tema sensible para el futuro del sector agropecuario y la ciencia en Argentina.