Por Thomas Cantens , Hervé Tourpe
Cómo la IA puede ayudar tanto a los recaudadores de impuestos como a los contribuyentes. Las nuevas herramientas de inteligencia artificial generativa pueden redefinir la relación entre gobiernos y ciudadanos, pero un liderazgo fuerte y garantías son fundamentales.
Las nuevas tecnologías tienen el potencial de mejorar la relación entre los gobiernos y los ciudadanos. Los portales fiscales, los sistemas informáticos aduaneros y los servicios en línea han simplificado las interacciones con las autoridades públicas, reducido los obstáculos burocráticos y aumentado la transparencia.
Ahora, la inteligencia artificial generativa (GenAI) está surgiendo como la próxima fuerza transformadora. Conocida por su capacidad de comprender y producir lenguaje humano, GenAI abre posibilidades que van más allá de la simple automatización.
Sin embargo, en un área tan políticamente sensible como la tributación, también plantea preguntas importantes que podrían socavar rápidamente la confianza.
Las autoridades fiscales están empezando a explorar GenAI, aunque la mayoría de los esfuerzos todavía se encuentran en una etapa experimental inicial. El área más evidente hasta ahora ha sido la mejora de la comunicación con los contribuyentes.
En Singapur, un asistente virtual responde a preguntas sobre impuestos en varios idiomas y ha reducido a la mitad las consultas en los centros de llamadas. Corea ha implementado una guía de IA para ayudar a los ciudadanos a presentar y pagar impuestos.
En Francia, la IA puede analizar los correos electrónicos entrantes y proponer borradores de respuestas para que los funcionarios los validen. Si bien estas aplicaciones son prometedoras, surge una pregunta más profunda: ¿puede GenAI alterar significativamente la relación entre los gobiernos y los ciudadanos?
Además, ¿cómo influirá en la forma en que los ciudadanos experimentan y perciben los impuestos, un proceso políticamente sensible que se rige por la ley pero está profundamente entrelazado con las normas y prácticas sociales?
¿Qué novedades hay en GenAI?
La mayoría de los sistemas de inteligencia artificial que utilizan actualmente las autoridades fiscales y aduaneras son predictivos y están diseñados para una única función: analizan grandes conjuntos de datos estructurados (como declaraciones o transacciones fiscales anteriores) para generar, por ejemplo, puntuaciones de riesgo que indiquen posibles fraudes.
Por el contrario, GenAI es un sistema generalista que comprende casi todas las formas de información y está diseñado para interactuar con humanos en cualquier idioma.
Puede realizar una variedad de tareas, desde redactar cartas hasta proporcionar orientación interactiva sobre las normas fiscales y ayudar a los agentes en sus investigaciones.
Al entrenar a un agente GenAI con textos legales, códigos tributarios, procedimientos operativos y directrices internas, las administraciones pueden adaptarlo a necesidades específicas.
El resultado es un sistema dinámico capaz de comprender y producir contenidos con los que tanto los funcionarios como los contribuyentes pueden interactuar.
Transformando la relación Estado-sociedad
Si bien las herramientas de inteligencia artificial que ya se utilizan suelen mejorar la eficiencia, no han cambiado fundamentalmente la forma en que las autoridades tributarias trabajan o interactúan con los ciudadanos. En su mayoría, reemplazaron tareas manuales o sistemas de modelado econométrico o estadístico.
La GenAI tiene implicaciones más profundas. A nivel interno, puede ayudar a los funcionarios de impuestos y aduanas a centrarse en funciones analíticas y basadas en el juicio, lo que les permitirá convertirse en especialistas en supervisión y aumentar su productividad.
A nivel externo, puede reducir la brecha de conocimiento entre las administraciones y los contribuyentes, ayudando en la interpretación de disposiciones complejas, la comprensión de las leyes, la identificación de deducciones e incluso el llenado automático de formularios.
Para los países de bajos ingresos, GenAI ofrece la oportunidad de impulsar reformas organizacionales y avanzar hacia los sistemas más modernos.
Por ejemplo, en Madagascar, la autoridad aduanera quiere utilizar GenAI para mejorar la gestión de riesgos, combatir el fraude y aumentar los ingresos, utilizando datos acumulados durante 10 años para entrenar su sistema.
Las interacciones similares a las humanas que ofrecen las herramientas de chat de IA pueden personalizar el proceso, como se ha demostrado en Singapur y Corea, donde los usuarios pueden hacer preguntas y recibir respuestas en un lenguaje sencillo.
Las organizaciones ciudadanas, los académicos y los partidos políticos también pueden utilizar GenAI para examinar las reformas propuestas, comparar escenarios y participar en debates de políticas más profundos.
Esta transformación bidireccional podría aumentar la confianza general, haciendo que la tributación parezca menos una obligación frustrante y más una responsabilidad compartida de los contribuyentes y los gobiernos.
Condiciones previas para el éxito
A pesar de su potencial, GenAI también plantea desafíos. Es necesario abordar cuestiones relacionadas con la calidad de los datos, la ética, las preocupaciones por la privacidad y las alucinaciones (es decir, los resultados incorrectos) para reforzar la confianza y no erosionarla.
Por ejemplo, el enfoque de Corea (dirigir las consultas especialmente sensibles a agentes humanos) refleja la necesidad de una supervisión cuidadosa de los asuntos confidenciales. Los resultados deben ser explicables y percibidos como justos en todos los casos.
La gestión eficaz del conocimiento es otro requisito. Las autoridades fiscales cuentan con abundantes leyes, reglamentos, registros de casos y manuales operativos.
Sin embargo, los archivos dispersos y la digitalización incompleta pueden obstaculizar los esfuerzos para entrenar eficazmente a los sistemas de IA. Un humano debe determinar qué documentos son precisos, relevantes y adecuados para su inclusión en el material de capacitación.
A medida que GenAI se integre en diversos aspectos de la administración de ingresos, será necesario capacitar a los empleados para interpretar, corregir y complementar sus resultados. Los responsables de las políticas deben asegurarse de que los errores se notifiquen y se solucionen con prontitud.
Al brindar capacidades similares a las humanas para ayudar a los contribuyentes y las autoridades fiscales, GenAI puede actuar como recaudador de impuestos y asistente del contribuyente, automatizando tareas rutinarias, aclarando cuestiones complejas y fomentando una relación más transparente y colaborativa.
Esta tecnología puede reducir los obstáculos administrativos, desmitificar las obligaciones fiscales e invitar a una participación más amplia en los debates sobre políticas. Sin embargo, para darle la forma adecuada se requieren un liderazgo fuerte, marcos de políticas éticas y una supervisión atenta de la calidad, la privacidad y la precisión de los datos.