El trabajo infantil alcanza a 160 millones de niños en todo el mundo, mientras que uno de cada diez deja de ir a la escuela y trabaja para ayudar a su familia.
Los datos surgen de la V Conferencia Mundial sobre la Erradicación del Trabajo Infantil, que se desarrolla en la ciudad sudafricana de Durban hasta el 20 de mayo, bajo el auspicio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que se fijó con la ONU el ambicioso objetivo de poner fin a la explotación de los jóvenes para 2025.
Más de 4.000 delegados de gobiernos, sindicatos, universidades y organizaciones regionales e internacionales participan en el evento, donde se da cuenta de que el fenómeno se acrecentó con la pandemia, con un aumento de los empleados de entre 5 y 11 años y que amenaza con deshacer años de avances en este campo.
Al inaugurar la conferencia, que por primera vez se realiza en Africa, el continente con mayor cantidad de niños trabajadores y donde el progreso hacia la abolición de esta plaga es más lento, el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, pidió a los delegados que se comprometan a tomar «medidas de largo alcance» para hacer una diferencia en la vida de los niños.
La mayor parte del trabajo infantil de Africa, alrededor del 70%, se encuentra en la agricultura, a menudo en entornos donde los niños trabajan junto con sus familias.
»Estamos aquí porque compartimos la misma creencia – dijo Cyril Ramaphosa-, el trabajo infantil en todas sus facetas es un enemigo. Enemigo del desarrollo de nuestros hijos y enemigo del progreso».
Según el líder sudafricano, «ninguna civilización, ningún país, ninguna economía» puede considerarse a la vanguardia si su éxito y riqueza se han construido sobre los hombros de los niños».
Por su parte, el director general de la OIT, Guy Ryder, dijo que aceptar el trabajo infantil como una «consecuencia inevitable de la pobreza es incorrecto».
El trabajo infantil, sostuvo, es «una violación de un derecho humano fundamental y nuestro objetivo debe ser que todos los niños, en todas partes, estén libres de él».
El papa Francisco envió hoy un mensaje a los participantes de la conferencia, en el que pidió a la «comunidad internacional que persevere en sus esfuerzos para combatir la explotación del trabajo infantil de manera resuelta, conjunta y decisiva, para que los niños puedan disfrutar de la belleza de esta etapa de la vida, al mismo tiempo que cultivan los sueños de un futuro brillante».
El mensaje, dirigido a Rider y leído por el nuncio apostólico en Sudáfrica, monseñor Peter Bryan Wells, el pontífice subrayó que «la crisis sanitaria global y la difusión de la pobreza extrema en muchas zonas del mundo» agravaron «la plaga del trabajo infantil» en la sociedad.
La falta de trabajo digno para los jóvenes, las migraciones, las emergencias humanitarias «condenan a millones de niños a una vida de empobrecimiento económico y cultural», reiteró Francisco, cuyo pensamiento se dirige en particular a las muchas, demasiadas «pequeñas manos que aran los campos, trabajan en minas, recorriendo grandes distancias para sacar agua y realizando trabajos que les impiden asistir a la escuela».
Sin olvidar «el delito de prostitución infantil, que ha privado a millones de niños de la alegría de su juventud y de la dignidad que Dios les ha otorgado».
Pero para erradicar este flagelo, remarcó, es necesario «abordar las causas estructurales de la pobreza global», de hecho, «el principal factor que expone a los niños a la explotación del trabajo».
De ahí la esperanza de que la conferencia de Durban ayude a encontrar «formas apropiadas y eficaces de proteger la dignidad y los derechos de los niños, especialmente a través de la promoción de los sistemas de protección social y el acceso a la educación».
Porque, concluyó, es «asegurando el presente y el futuro de los más pequeños, como aseguramos también el presente y el futuro de toda la familia humana».
Por su parte, los organizadores del encuentro subrayaron las criticidades del actual momento histórico. «A pesar de los avances en muchas regiones del mundo, 160 millones de niños, o casi 1 de cada 10 en el mundo, aún se ven obligados a trabajar», indica un comunicado.
Más de 4.000 delegados de gobiernos, sindicatos, universidades y organizaciones regionales e internacionales participan en el evento de Duban. (ANSA).