El archipiélago de Tonga sigue aislado del mundo tras quedar cubierto de cenizas, tres días después de la erupción del volcán submarino Hunga Tonga-Hunga Ha’apa y del tsunami, lo que provocó que se quedara sin Internet, ni energía eléctrica, además de que las líneas telefónicas están interrumpidas y las comunicaciones encomendadas a algún satélite.
El alcance de la destrucción y las víctimas aún no está claro, mientras que no hay confirmación de la nueva erupción del volcán reportada por el Centro Australiano de Asesoramiento de Cenizas Volcánicas (Vaac).
El Centro de Alerta de Tsunami del Pacífico (Ptwc), con sede en Hawái, dijo que ha localizado grandes olas rebeldes en la región: «podrían haber sido generadas por la explosión de otro volcán en Tonga», ya que «no se conocen terremotos significativos» que lo hayan hecho.
Australia y Nueva Zelanda enviaron aviones para intentar un primer reconocimiento de la situación. Según la Federación Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (IFRC), hasta 80.000 personas podrían estar en condiciones de desventaja y la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, dijo que el tsunami causó «daños significativos».
El ministro australiano para el Pacífico, Zed Seselja, si bien también habló de daños significativos en viviendas y centros turísticos, para él el aeropuerto parece estar en buenas condiciones.
Y se necesitarán al menos dos semanas para restaurar las conexiones a Internet después de que el tsunami cortara un cable submarino.
Problemas también sobre el frente de los socorristas internacionales por los temores del gobierno de que el Covid pueda llegar con la ayuda, de la que se salvó el archipiélago.
El jefe de misión adjunto de Tonga en Australia, Curtis Tu’ihalangingie, pidió paciencia mientras el gobierno de Tonga decide cómo organizar las ayudas.
«No queremos traer otra ola, un tsunami de Covid-19», dijo a la prensa por teléfono, explicando que cualquier ayuda enviada a Tonga debería ser puesta en cuarentena y que probablemente no se permitiría que personal extranjero desembarque de los aviones.
El que pidió ayuda fue, en cambio, Pita Taufatofua, el luchador abanderado de Tonga en tres Juegos Olímpicos que en el momento de la erupción y el tsunami estaba en Australia para entrenar y lanzó un llamamiento a través de las redes sociales y una recaudación de fondos que pocas horas después ya había alcanzado los 40 mil euros.
Pita dijo que no tenía noticias de su padre, gobernador de Ha’apai, una de las islas más al sur del archipiélago del Océano Pacífico y más cercana a la zona de la erupción.
«El mundo nos ayudará», dijo, «el dinero que recaudemos será destinado a las familias más necesitadas». En tanto, hay noticias de una primera víctima. Se trata de una ciudadana británica de 50 años, Angela Glover, que según los informes quedó sumergida por el tsunami mientras intentaba rescatar a los perros callejeros que cuidaba.
(ANSA).