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Entre las especies más simpáticas, bellas y beneficiosas que hay en los océanos y mares de nuestro planeta están las tortugas marinas, que además cumplen un importante rol en el mantenimiento del equilibrio de todos y cada uno de los ecosistemas que integran, de forma permanente o esporádica.

A día de hoy estos quelonios adaptados a vivir en el agua salada están más amenazados que nunca: se las caza por su apreciada carne o sus caparazones, se lían en las redes de pesca, no pueden salir a respirar a la superficie y mueren asfixiadas o se les diezma, roba o destruye sus huevos, por ello, muchas de sus especies están en grave peligro de extinción.

¿Por qué el 16 de junio?

La conmemoración del Día Mundial de las Tortugas Marinas es el 16 de junio, porque en esa misma fecha, pero del año 1909 nació Archie Carr, un destacado científico y ecólogo, gracias a cuya obra, en Costa Rica primero y luego en el resto de Caribe, se tomó conciencia de la importancia de estos reptiles y se crearon parques nacionales y programas especiales para preservarlas.

Datos interesantes de las tortugas marinas

En general son bastante más grandes que sus primas terrestres, tienen caparazones mucho más delicados y una conformación más aplanada de la parte dorsal de la cubierta para poder hender el agua con mayor facilidad, además son incapaces de ocultar por completo ni las extremidades ni la cabeza.

Las tortugas “verdes” adultas pueden tener caparazones con una envergadura que supera el metro y medio y pesar más de media tonelada, en cambio, las especies más pequeñas no superan los 50 cm. En sitios como Malasia, desde la antigüedad se cree que son las diosas creadoras del mundo.

Una sola hembra puede poner más de mil huevos por vez, generalmente en el mismo sitio en el que nació, aunque tras la depredación por parte de otros animales, humanos incluidos y la malogración de algunos de ellos, al número de crías que alcanzan a nacer en mucho menor y aún más lo es, el de las que llegan a la edad adulta.

Las tortugas marinas viven entre 70 y 80 años (aunque se han encontrado ejemplares que superan los 100) y requieren de aguas cálidas y tropicales para sobrevivir, ya que los fríos extremos las aniquilan. Buscando sitios de desove y de alimentación son capaces de nadar enormes distancias, a velocidades cercanas a los 35 km/h.