Por Dimitris Drakopoulos, Rohit Goel, Fabio Natalucci y Evan Papageorgiou
Después del golpe sin precedentes a la actividad económica en las economías de mercados emergentes por la pandemia de COVID-19, se prevé que su producción económica se contraiga un 3,3 por ciento en 2020.
Los bancos centrales de los mercados emergentes respondieron rápida y contundentemente con una respuesta propia sin precedentes.
Lo hicieron utilizando una variedad de herramientas políticas y, en gran medida, ayudaron a estabilizar los mercados y mantenerlos funcionando.
Casi todos los bancos centrales recortaron las tasas, la mayoría de ellos intervino en los mercados de divisas y aproximadamente la mitad de ellos recortaron los requisitos de reserva para los bancos, lo que proporcionó liquidez al sistema financiero y flexibilizó las condiciones crediticias.
Y unos 20 bancos centrales de mercados emergentes lanzaron por primera vez la flexibilización cuantitativa —conocida formalmente como programas de compra de activos— mediante la compra de deuda del gobierno y del sector privado para aliviar el estrés y ayudar a mantener los mercados funcionando.
Nuestro análisis reciente en el Informe de estabilidad financiera global muestra que estos programas de compra de activos en general han demostrado ser efectivos, incluso ayudando a estabilizar los mercados financieros locales.
Flexibilización cuantitativa: una novedad para los mercados emergentes
La motivación para la flexibilización cuantitativa por parte de los bancos centrales de los mercados emergentes varió según los países. Como se muestra en el cuadro a continuación, estas compras de activos se pueden agrupar en 3 objetivos principales de política.
En primer lugar, los bancos centrales con tipos de interés oficiales muy por encima de cero tendían a utilizar la compra de activos como herramienta para mejorar el funcionamiento del mercado de bonos (India, Sudáfrica, Filipinas).
En segundo lugar, los bancos centrales con tipos de interés oficiales más cercanos al «límite inferior cero» (Chile, Polonia, Hungría) buscaron parcialmente un rumbo similar al de los bancos centrales de economías avanzadas, donde utilizaron la flexibilización cuantitativa para aliviar las condiciones financieras y proporcionar estímulos monetarios adicionales, como así como para el funcionamiento del mercado y los objetivos de liquidez. Y tercero
¿Funcionaron las compras de activos?
Después de casi 6 meses de flexibilización cuantitativa en acción, nuestro análisis sugiere que estas compras tuvieron un impacto generalmente positivo en los mercados financieros locales.
Es importante destacar que este fue el caso incluso cuando se tienen en cuenta los recortes de las tasas de política, las compras adicionales de activos a gran escala por parte de la Reserva Federal y el fuerte repunte del apetito por el riesgo global.
En particular, las compras de activos por parte de los bancos centrales de los mercados emergentes ayudaron a reducir los rendimientos de la deuda pública sin que se produjeran depreciaciones en las monedas locales. También ayudaron gradualmente a reducir la tensión del mercado local.
Un conjunto de herramientas de políticas en expansión
Más allá de la pandemia actual, la experiencia positiva con la compra de activos puede motivar a más bancos centrales de mercados emergentes a considerar la política monetaria no convencional como una parte clave de su conjunto de herramientas de política, especialmente cuando el espacio de política convencional es limitado.
La compra de activos puede ser adecuada para algunos bancos centrales, según las condiciones del mercado a las que se enfrenten y su capacidad para implementarlas con éxito.
Pero los responsables de la formulación de políticas deberían considerar tanto los beneficios como los posibles costos significativos de la flexibilización cuantitativa.
Si las compras de activos, especialmente si son de gran escala y de duración indefinida, se utilizan regularmente en el futuro, pueden surgir varios riesgos: la credibilidad institucional y del banco central puede debilitarse; la presión de la salida de capitales puede intensificarse, especialmente en países con fundamentos más débiles; y pueden surgir preocupaciones sobre el dominio fiscal entre los inversores.
Estos riesgos deben sopesarse antes de que los bancos centrales se embarquen en un cambio en sus políticas y su implementación.
Más trabajo por hacer
En resumen, los programas de compra de activos de mercados emergentes pueden ser útiles, pero se necesitan más evaluaciones a medida que se disponga de más datos sobre su efectividad, especialmente si estas compras continúan.
Ya están surgiendo algunas lecciones: las compras de activos parecen ser más efectivas cuando se utilizan conjuntamente como parte de un paquete de políticas macroeconómicas más amplio.
La transparencia y la comunicación clara son cruciales para minimizar los riesgos para la credibilidad de los bancos centrales con la compra de activos, especialmente en países con marcos institucionales más débiles.
En la mayoría de los casos, los programas de compra de activos deben ser limitados en tiempo y escala y deben estar vinculados a objetivos claros.
Por último, las compras deben realizarse preferentemente en mercados secundarios, ya que las compras en el mercado primario o por debajo de las tasas de mercado pueden afectar el proceso de determinación del precio justo de los bonos.
Las compras en el mercado primario también pueden generar preocupaciones de que los bancos centrales sacrificarán su objetivo obligatorio de estabilidad de precios para financiar al gobierno (dominio fiscal).