Se han encontrado partículas de contaminación, incluyendo metales, en las placentas de quince mujeres en Londres.
Lo señala una investigación dirigida por la Universidad Queen Mary de Londres (Reino Unido).
El estudio, publicado en la revista ‘Science of The Total Environment’, demuestra que la materia particulada inhalada de la contaminación atmosférica puede pasar de los pulmones a órganos distantes, y que es absorbida por ciertas células de la placenta humana, y potencialmente por el feto.
Los investigadores dicen que es necesario seguir investigando para definir completamente el efecto directo que las partículas de contaminación pueden tener en el feto en desarrollo.
«Nuestro estudio muestra por primera vez que la materia de partículas de carbono inhaladas en la contaminación del aire, viaja en el flujo sanguíneo y es absorbida por importantes células de la placenta.
Esperamos que esta información anime a los políticos a reducir las emisiones del tráfico en este período de bloqueo de puestos», explica el autor principal, el profesor Jonathan Grigg.
«Los niveles de contaminación en Londres a menudo exceden los límites anuales y sabemos que existe un vínculo entre la exposición materna a altos niveles de contaminación y los problemas con el feto, incluyendo el riesgo de bajo peso al nacer.
Sin embargo, hasta ahora teníamos una visión limitada de cómo podría ocurrir eso en el cuerpo», añade otro de los autores, Norrice Liu.
Placentas de 15 mujeres sanas con consentimiento fueron donadas al estudio después del nacimiento de sus hijos en el Royal London Hospital.
Se determinó la exposición a la contaminación en 13 de las mujeres, todas ellas con una exposición superior al límite medio anual de la OMS para las partículas.
Las células de la placenta se analizaron mediante diversas técnicas, entre ellas la microscopía óptica y electrónica, los rayos X y los análisis magnéticos.
Se encontraron partículas negras muy parecidas a las partículas de la contaminación en las células de la placenta de las quince mujeres y éstas aparecieron en un promedio del 1 por ciento de las células analizadas.
La mayoría de las partículas encontradas en las células de la placenta tenían una base de carbono, pero los investigadores también encontraron trazas de metales como sílice, fósforo, calcio, hierro y cromo, y más raramente, titanio, cobalto, zinc y cerio.
El análisis de estas nanopartículas sugiere firmemente que se originaron predominantemente de fuentes relacionadas con el tráfico.
Muchos de estos metales están asociados a la combustión de combustibles fósiles, que surgen de los aditivos de los combustibles y del petróleo, y al desgaste de los frenos de los vehículos.
«Hemos pensado por un tiempo que la inhalación materna podría resultar en partículas de contaminación que viajan a la placenta una vez inhaladas.
Sin embargo, hay muchos mecanismos de defensa en el pulmón que impiden que las partículas extrañas viajen a otros lugares, por lo que fue sorprendente identificar estas partículas en las células de la placenta de los 15 participantes», detalla la autora Lisa Miyashita.