Por Mario Juliano
El objetivo primordial es individualizar a todas las personas que rompieron la cuarentena y estuvieron en contacto con las personas contagiadas (llámese babyshower, viajero, enfermera o como quieran) para aislarlas y evitar que contagien a otras personas.
Sin embargo, algunas personas pueden tener el legítimo temor de “confesar” que rompieron la cuarentena y sufrir consecuencias penales y/o económicas.
Eso no puede ocurrir de ninguna manera ya que existe un viejo plenario (“Natividad Frías” de 1966), seguido en forma pacífica por todos los tribunales, que excluye cualquier tipo de responsabilidad penal cuando el reconocimiento de la falta es realizado en un contexto en que se encuentra en riesgo la salud propia o de terceras personas (la ley pondera valores y privilegia los de mayor entidad).
En consecuencia, si una persona piensa que al haber roto la cuarentena pudo haberse contagiado no sufrirá ninguna consecuencia penal si se presenta ante las autoridades sanitarias y colabora para circunscribir la pandemia.
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