Por Miguel Abálsamo
Convertirnos en ciudadanos repetidores de lo pasado y ganados por la nostalgia que suele ser una obstrucción al futuro, no es intención a la hora de hablar (o seguir hablando) de la situación de la Sala de Juego del Casino y del Complejo todo, repitiendo siempre los mismos argumentos.
Conocemos la realidad, jugamos tiempo de descuento con la intención de cambiarla.
Podríamos buscar culpables, los hay por errores u omisión en la dirigencia política y sus máximos niveles, ergo, intendentes.
La decisión de la gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, del cierre del casino-juego en Necochea se veía venir, era cuestión de días, crónica de un final informado.
En el medio del anuncio los golpes efectistas para la tribuna popular, evitar la proliferación del juego, déficit económico millonario anual en nuestro medio, una construcción no apta, ludopatía, inclinación enfermiza con patologías graves a los juegos de azar, todo colocado en envase para ser vendido.
Los años anteriores fueron para el Casino enormes abrazos (1995), enormes incendios, en una ciudad donde los incendios en la Villa Balnearia parecen tan comunes como los helados de limón y chocolate, se intentaron llamados a licitaciones nacionales e internacionales sin resultados positivos, administraciónes de Julio Municoy (peronista), Daniel Molina (radical), y dejadez extrema del Frente para la Victoria en el interinato circunstancial de José Luis Vidal, quien haciendo mutis por el foro ni chisto cuando el peor gobernador que tuvo Necochea, Daniel Scioli, sacó las maquinas tragamonedas, algo así como abandonar un enfermo grave sin llevarlo a terapia intensiva.
Scioli fue quien aportó mucho para la situación que hoy vivimos, mientras, como la mayoría de los gobernadores bonaerenses, el moto nauta, hoy en franca caída, privilegio a Mar del Plata, viniendo de alguien que «se dice» peronista, se le mezcló aquello de «los únicos privilegiados son los niños» por «los únicos privilegiados de la Costa Atlántica son los marplatenses».
Ya no es tiempo de llorar sobre la leche derramada, o sobre las ruinas de aquella postal setentista que mira al mar en desolación.
Como la única lucha que se pierde es la que se abandona, Necochea todavía debe pelear a fondo, metafóricamente diría que ni siquiera la pelea es sobre el ring, es lisa y llanamente callejera.
Sería bueno como decía «Fito» repetir aquello de ¿quien dijo que todo esta perdido…? antes de colocarle el candado final a nuestra vieja postal.
¿Hay una esperanza… hay inversores prestos?
Todos hemos tenido nuestra cuota de responsabilidad para que esto ocurra, no sólo con el Juego sino con la totalidad de nuestro complejo.
Muchos con mayores responsabilidades, porque han sido los actores visibles de decisiones equivocadas o no tomadas, otros por no movilizarse a tiempo, instituciones, periodismo, sindicatos, empresarios, comerciantes, toda la sociedad civil.
La semana que comienza puede ser la última, esa bala de plata que nos queda como establece la leyenda.
Hay interesados en desembarcar a Necochea y ofrecer propuestas. Al menos dos.
Una de ellas surgió en las últimas horas de la mano de un importante grupo empresarial nacional e internacional, quien se mostró seducido por la posibilidad conjunta, darle continuidad del Juego, con sesenta familias que no deban sufrir el desarraigo de alejarse de la ciudad, manteniendo las fuentes laborales, y un proyecto que contemple todo el Complejo, con inversiones ciertas.
Lo concreto es que no se puede dudar ni perder tiempo.
No se puede ir a la gobernación o a Lotería provincial a decir que «si» cuando han definido un «no».
Tenemos que tener un camino viable donde la intendencia encabezando acciones, nuestros 20 concejales, los dos diputados provinciales, todos los partidos políticos, las dos CGT y diversas organizaciones gremiales no enroladas en ninguna de las dos, todas las instituciones con fuerte representación local, presenten un proyecto que contenga la continuidad del juego, arreglo de nuestra sala, aporte económico global en todo el Complejo.
Cuando decimos «aporte económico» decimos empresarios dispuestos a apostar en este momento extremadamente dificultoso.
Uno de ellos viene manteniendo contactos con sectores para acercar una propuesta en las próximas 48 horas.
Aquí no puede haber diferencias, todos unidos para defender lo nuestro, y fundamentalmente abrir las puertas a las inversiones que nos garanticen el reaseguro de las fuentes laborales, y un Complejo moderno, algo que no se arregla con discursos, o buscar culpabilidades, necesitamos acciones, inversores y unidad.
Nos queda poco tiempo, y cada momento el reloj avanza.
¿Será la semana que ingresa la puerta abierta a la esperanza…?