México baraja la posibilidad de pedir la apertura del mercado de granos en el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN) para poder importar soya y maíz de Brasil y Argentina.
Se trataría de una movida que puede resultar perjudicial para los poderosos agricultores del Medio Oeste estadounidense, lo que pondría al gobierno de Washington bajo fuerte presión, sobre todo de quienes llevaron al poder al presidente Donald Trump.
Esta es una de las cartas que México pondrá sobre la mesa cuando comience dentro de una semana la renegociación de este instrumento con Estados Unidos y Canadá, anticipó el ministro de Economía, Ildefonso Guajardo, quien encabezará la delegación de su país en las tratativas.
En la medida que Estados Unidos y Canadá son los principales proveedores de granos y oleaginosas, el endurecimiento en la posición de México en esta materia le podría acarrear ventajas competitivas frente a la intención del presidente Trump de buscar a toda costa eliminar el déficit comercial con sus socios.
«Les he dicho a los señores empresarios y sobre todo a los agricultores que si quieren una buena negociación al norte necesitan darnos el mandato para poder fuentes alternativas al sur», dijo Guajardo durante un encuentro con integrantes de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado.
«Necesito tener una plataforma de acción inmediata con Brasil, con Argentina. De otra manera, mi posición en la mesa del norte no tiene credibilidad», afirmó el funcionario.
Guajardo expuso que México necesita mostrar que es capaz de «imponer aranceles» en determinados productos y que la tensión en este tema podría aumentar los precios de productos básicos.
El Senado se reunía hoy con Moisés Kalach y con el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, que encabeza el llamado «Cuarto de Junto», integrado por un centenar de empresarios y expertos que fungirán como asesores durante la renegociación, para consolidar la estrategia mexicana de cara a la primera ronda, a efectuarse el 16 de agosto en Washington.
El ministro de Economía criticó la «fijación extrema» del gobierno estadounidense de culpar al acuerdo por el déficit comercial bilateral, que oscila entre 60.000 y 70.000 millones de dólares.
Trump considera que ese es un ejemplo del «desastre» que ha resultado el TLCAN a lo largo de 23 años de vigencia, pero el gobierno mexicano y los expertos aseguran que es una consecuencia natural del «exceso de demanda» de la sociedad estadounidense y de la baja tasa de ahorro interno.
Guajardo señaló que el gobierno mexicano está «encantado de analizar lo que llamamos rebalanceo comercial, siempre y cuando logremos mejorarlo a través de la expansión del intercambio y no a través de su restricción».
Otro de los temas que representa una verdadera «espina en el costado» de México y también de Canadá es el relativo al Capítulo 19, referido al aspecto contencioso, que obliga a someter a paneles de arbitraje cualquier acción de antidumping o competencia desleal que se presente.
Guajardo se mostró preocupado por las «salvaguardas» que eventualmente intente impulsar Washington para proteger a alguna de sus industrias o sectores y que pueda afectar negativamente a México.
«Es importante ser cuidadosos porque la salvaguarda es un mecanismo automático para reintroducir aranceles cuando consideramos que una industria ha sido seriamente dañada y no tiene el mismo nivel de exigencia que tienen las investigaciones en materia de competencia desleal», expuso.
Para Guajardo, caer en la «tentación» de usar los instrumentos que habían sido desechados en el pasado equivale a «abrir la Caja de Pandora».
«Podemos terminar en una situación donde desmantelaríamos el proceso de apertura», alertó el negociador-jefe del TLCAN, que triplicó el comercio bilateral desde su entrada en vigencia en 1994, hasta llegar a más de 500.000 millones de dólares. (ANSA).