Pataleta de la ultraderecha francesa tras no conseguir ninguna victoria en la segunda vuelta de las elecciones regionales. Según el Frente Nacional, los demás partidos “han aterrorizado a los electores” para que no les voten.
En la primera ronda, la formación que lidera Marine Le Pen fue la más votada en seis regiones y en dos de ellas superó el cuarenta por ciento de los votos.
Tras la segunda, Le Pen se ha consolado comparando el resultado con el obtenido hace cinco años: “hemos pasado del 9,17% al 30% de los votos”, ha dicho. “El Frente Nacional es ahora la principal fuerza de la oposición en la mayoría consejos regionales de Francia”.
En el nuevo mapa electoral, los conservadores se han hecho con siete regiones. Los socialistas han evitado la debacle que algunos temían y han ganado en cinco. En Córcega se han impuesto los nacionalistas.
El conservador Nicolas Sarkozy, expresidente francés y actual líder de Los Republicanos, ha huido de triunfalismos: “La movilización de nuestros candidatos en la segunda vuelta no debe hacernos olvidar las advertencias dirigidas a todos los responsables políticos, entre ellos nosotros, en la primera ronda de las elecciones regionales.”
Aunque los conservadores han arrebatado a los socialistas París, la joya de la corona, su victoria en otras plazas solo ha sido posible gracias a la retirada táctica de las listas socialistas para evitar el avance del Frente Nacional.
El primer ministro, Manuel Valls, alertaba: “Esta noche, sin alivio, sin triunfalismo, sin mensajes de victoria.
El peligro de la extrema derecha no se puede descartar ni mucho menos. Yo no olvido los resultados de la primera ronda, ni las pasadas elecciones y mido la responsabilidad que es mía, que es nuestra, de mi gobierno bajo la autoridad del Presidente de la República”.
El resultado histórico del Frente Nacional en la primera ronda disparó todas las alarmas a nivel político y social. La tasa de participación en la segunda vuelta ha superado el 60%, diez puntos más que en los anteriores comicios.