A través de un comunicado de prensa, varias organizaciones han denunciado una fuerte represión por parte de la Policía local.
Con los espacios de cultura popular no
La Casita popular no es un boliche, no es un lugar de eventos, es un espacio que viene resistiendo hace más de cuatro años y construyendo cultura popular en la ciudad de Necochea, a través de la realización de diversas actividades tales como talleres, emprendimientos autogestivos, asambleas diversas, manifestaciones culturales; además de contar con la participación de distintas organizaciones sociales y políticas, como así también artistas de distintas disciplinas donde se proyecta una perspectiva de cultura diferente a aquella que impone una lógica mercantilista y de negocio. Si reprimen la Casa Popular reprimen esta forma de manifestarnos.
No alcanzan las excusas… que los vecinos se quejan por los ruidos, que el jefe de seguridad pública vive atrás de la casita, que hay gente en la vereda, que esto y que lo otro, como vecinos no podemos permitir que DOS POLICIAS BONAERENSES encierren y esposen en un patrullero a un pibe que fue a pasar un buen rato sin dar una explicación clara. Tampoco se puede permitir el despliegue policial represivo que se generó después, trece patrulleros y muchísimos policías intimidando con sus itacas y armas largas a jóvenes que sólo estábamos escuchando música. Hace tiempo ya que venimos soportando la fuerte presencia de la fuerza policial. En la noche de ayer hubo policía de civil dentro de la Casita Popular y móviles pasando constantemente por la calle. Anoche fue diferente, anoche nos reprimieron.
Esto no fue por la actividad de anoche, fue porque estamos molestando construyendo cultura popular y una alternativa política desde abajo. Instantes previos a que empiece la represión habíamos llegado a un acuerdo con agentes de Protección Ciudadana Municipal para terminar la actividad lo antes posible.
Haciendo un raconto de los hechos podemos decir que, mientras que una oficial y un oficial esposaban como dijimos antes a un concurrente al lugar, algunos nos acercamos para preguntar por qué se lo querían llevar, no nos respondían nada, seguimos insistiendo y una de las respuestas fue porque el pibe supuestamente quería filmar el despliegue policial (raro porque hasta ahí sólo era un intercambio de palabras), luego fue porque estaba consumiendo alcohol en la vía pública, y más tarde porque supuestamente le había querido quitar el arma a uno de los oficiales.
Ahí comenzó el descontrol fomentado por el accionar policial. Nosotros sabíamos que no se estaba cumpliendo el procedimiento, no podían llevarlo sin una explicación, no le habían pedido identificación. En un instante eran alrededor de doce o trece patrulleros, y nosotros que como máximo éramos 60 personas que intentábamos frenar la detención. Nos paramos delante del móvil, que de todas formas avanzó… ahí comenzaron los forcejeos, oficiales por todos lados, intentando agarrar a más de nosotros, y con todas sus armas expuestas, sabiendo que no teníamos forma alguna de defendernos. Sacaron los barrotes, comenzaron a empujar y nos tiraron con gas pimienta.
No nos comemos el verso que esto fue por el evento, esta situación forma parte de un escenario de conflicto más amplio, que se viene visibilizando con más fuerza en diversas ciudades con el cierre sistemático de decenas de lugares que fomentan la cultura popular.
Llamamos a todos y todas a que nos acompañen en este proceso de lucha defendiendo la cultura popular, trazando un camino de unidad.
Denunciamos y hacemos responsable a las autoridades municipales y policiales. Es llamativo que bajo la gestión del actual Secretario de Gobierno, responsable del área de Protección Ciudadana, pasen estos actos de represión. No nos olvidemos que también fue el que propuso como responsable de la seguridad a un policía exonerado de la bonaerense por apremios ilegales.
Piden habilitación cuando no existe para centros culturales, no somos ni un restaurante ni un boliche nocturno. Somos UN CENTRO CULTURAL. Tener la habilitación como tal para realizar actividades artísticas es una deuda histórica de este municipio. Creemos que no promulgar una ordenanza así, evidencia la visión no inclusiva como Estado de la construcción de la cultura.
Fue Fernando Birri, cineasta del cual lleva su nombre un centro cultural autónomo de la ciudad de Santa Fe quien, ante la amenaza de clausura del espacio con características similares a la “Casita Popular”, escupió al viento: “Nadie tiene derecho –ni el rey ni el papa ni el general- a impedir a un niño que crea que las mariposas son estrellas que vuelan, nadie tiene derecho –ni el que pisa con el pie diestro ni el que pisa con el pie siniestro- a caminar aplastando los malvones, nadie –ni el que vive en la cueva o en la intendencia o en la casa rosada de vergüenza- puede arrogarse insolentemente el derecho de llevarse el índice a la boca y ordenar el silencio en el concierto de ruidos, rugidos, suspiros, himnos, alaridos, llantos y canciones amorosas del mundo. Nadie.”
El pornográfico uso de la fuerza contra quienes dan vida al centro cultural puede convertirse en un hecho fundacional. Todos quienes coincidimos en que “LA CASITA POPULAR” debe seguir siendo “LA CASITA POPULAR”, deberemos encontrar el mejor camino para lograr ese objetivo. De la otra vereda han quedado alineados los intereses. OTRA VEZ LA POLICÍA Y EL (DES) GOBIERNO DE TURNO JUNTOS. Será necesario un paso adelante. Pues ya se han llevado el índice a la boca y ordenaron silencio. Por una noche, HAN CALLADO los ruidos, rugidos, suspiros, himnos, alaridos, llantos y canciones amorosas. Pero la disputa promete ser larga.