Por Carolina Borrego
Quienes viven en los alrededores de la subestación Sobral de la distribuidora EDESUR en Ezpeleta tienen siete veces más posibilidades de morir y de enfermarse de cáncer, y tres veces más de contraer enfermedades neurológicas y neurosíquicas, según adelantaron los autores de un trabajo científico sobre los efectos del electromagnetismo en la salud centrado en ese barrio del Conurbano y pedido por organizaciones sociales.
La semana pasada se presentó en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata un informe que resulta de este trabajo y se titula “Sobre el impacto de CEM – FEB (campos electromagnéticos de frecuencia extremadamente baja) de redes de distribución eléctrica, sobre el perfil de salud en conglomerados urbanos de alta densidad poblacional”. El estudio se centró en la subestación Sobral de EDESUR en Ezpeleta (partido de Quilmes), donde funciona desde hace más de 20 años una planta transformadora de energía de alta tensión, en un barrio densamente poblado, y sus primeras conclusiones convalidan el mapa de la muerte que venían trazando organizaciones sociales de la zona a partir de una larga serie de muertes y enfermedades.
Para instrumentar el estudio se encuestó a una población que vive a 200 metros a la redonda de la subestación Sobral y se ubicó otro barrio del Conurbano, con características demográficas y socioeconómicas similares pero alejado de la influencia de la central de energía, que permitiera funcionar como control de la muestra que se iba a estudiar. Entre los principales resultados se determinó que en el barrio de Sobral existen 7,30 veces más de riesgo de morir, siete veces más riesgo de contraer cáncer y tres veces más posibilidades de contraer enfermedades neurológicas y neurosíquicas. También se relevaron viviendas de Sobral en las que se habían denunciado enfermedades o fallecimientos de familiares.
De esta manera se pudo comprobar que efectivamente el mapa de la muerte realizado por la comunidad lindera a la subestación Sobral tiene evidencia científica. El Foro por los Derechos de la Niñez de Berazategui, el Foro Regional en Defensa del Río de la Plata, la Salud y el Medio ambiente, y los Vecinos Autoconvocados por la Vida de Berazategui habían solicitado a la Facultad su intervención profesional en la problemática de salud que enfrentan las comunidades aledañas a las subestaciones eléctricas, y ése fue el origen del estudio cuyos primeros resultados acaban de hacerse públicos.
La Facultad presentó recomendaciones para mejorar las políticas públicas sobre la temática, como reformular los estándares vigentes para el emplazamiento de subestaciones eléctricas y cableados de alta tensión en ejidos urbanos; no habilitar el funcionamiento de subestaciones y cableados de alta tensión a menos de 200 metros de los moradores; no habilitar el funcionamiento de usinas eléctricas y cableadas que impacten con más de 0,3 µT sobre la población allí residente; rediseñar el plan de abastecimiento eléctrico para las zonas que requieran de relocalizaciones de subestación y cableados para evitar la contaminación, enfermedad y muerte de los habitantes; y exigir al Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE) que realice las mediciones correspondientes y haga pública la información a través de su sitio web.
La presentación del informe fue presidida por Darío Andrinolo, del Programa Ambiental de Extensión Universitaria, Patricio Urraza, actual vicedecano de la Facultad de Ciencias Exactas, y Leda Gianuzzi, doctora en Ciencias Químicas, toxicóloga y docente, que estuvo a cargo de la elaboración del informe junto a profesionales de otras universidades y disciplinas.
Estuvieron presentes vecinos y asesores de temas ambientales de bloques partidarios del Congreso y de la legislatura provincial, donde existen proyectos de ley para modificar los estándares que permiten que estas subestaciones y cableados generen impacto negativo en la salud de la población.