Cuando se producen inundaciones como las que se están viviendo en estos días en el noreste argentino, resulta inevitable volver a preguntarnos si detrás se encuentra un fenómeno de la naturaleza o si, una vez más, aparece la mano del hombre para convertir un evento natural, como pueden ser las lluvias intensas, en un desastre o una tragedia. Sobre esto La Retaguardia reflexionó junto al docente, escritor, periodista y licenciado en economía política Antonio Elio Brailovsky.
La gente baja, los ríos suben
Para Antonio Elio Brailovsky, el por qué de las inundaciones encierra varias cuestiones: “por un lado, nuestras ciudades han sido fundadas, estamos hablando de la historia larga, siguiendo normas de los reyes de España de fundarlas en un sitio alto que no se inunde, pero a medida que pasa el tiempo los mejores lugares se van saturando y las ciudades bajan y lo hacen hacia las zonas de riesgo de inundación. Entonces a medida que nos vamos poblando, las ciudades crecen y uno mira el mapa y tiene la ilusión de que está hecha en dos dimensiones, parecen crecer horizontalmente pero en realidad crecen verticalmente, casi todas para abajo, entonces cuanto más crece una ciudad más población pone en las áreas de riesgo; si a esto se agrega el cambio climático que significa que llueve más y con precipitaciones más concentradas, la gente baja y los ríos suben y se encuentran en el medio”, explicó el docente, periodista y escritor en diálogo con La Retaguardia.
Brailovsky especificó que los ríos suben justamente como consecuencia del cambio climático que implica una mayor cantidad de lluvia: “en realidad, llueve más en las zonas húmedas y menos en las zonas secas, se acentúan los contrastes. Esto quiere decir que estos eventos son cada vez más frecuentes. Y por supuesto hacen falta políticas públicas bastante más complejas que asombrarse y repartir dinero”, aclaró.
En este punto, remarcó que lo más importante es empezar a adaptar las ciudades a esta realidad actual que implica la reiteración de inundaciones: “las ciudades están en zonas de riesgo y se construye igual en la zona de riesgo que en la zona más alta, y cuando uno mira las inundaciones del año pasado en este caso en Ciudad de Buenos Aires y en La Plata, no hay ninguna adaptación en la construcción en las zonas de riesgo. En algún momento hay que establecer políticas públicas para dejar de disimular. Es decir, ¿por qué no hay adaptación? Porque el negocio es convencer al cliente que la zona no es de riesgo”.
Deforestación y negocios inmobiliarios
Las provincias más afectadas en esta última inundación son Misiones y Formosa pero también Chaco, Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe. Resulta inevitable preguntarse si la situación que se vive en estas zonas se ve agravada por el desmonte tantas veces denunciado.
En este sentido, Brailovsky explicó de qué manera incide la deforestación: “una de las funciones que cumplen los bosques es recibir el agua y llevarla hacia las napas subterráneas a través de las raíces y demás. Cuando no hay árboles el terreno se transforma en una especie de camino que hace que el agua vaya a los ríos directamente, sin infiltrar en las napas subterráneas, entonces la misma cantidad de lluvia inunda más si no hay bosque que si lo hay. El bosque retiene agua y la deforestación te manda más agua a los ríos”.
Ante esto, una primera solución sería re-forestar los márgenes de los ríos y arroyos que es lo que Brailovsky caracteriza como las zonas de más riesgo: “a fines del siglo XIX, en México empezaron a sancionarse leyes para la protección de los bosques de los márgenes de ríos y arroyos, nosotros todavía no estamos aplicando nuestra ley de bosques que dice hacer eso… Con respecto a México tenemos poco más de un siglo de atraso. Me refiero a la ley de bosques que se aprobó hace algunos años (se sancionó a fines de 2007 y se reglamentó recién en febrero de 2009) y que unas cuantas provincias aún no implementaron o lo hicieron de la manera más trucha posible”.
A su vez, Brailovsky hizo referencia a otras posibles soluciones para las inundaciones y también a por qué no se llevan adelante: “todas las ciudades tienen un Código de Planeamiento Urbano y un Código de Edificación, que tienen que contemplar el riesgo de inundación en todos estos aspectos. Pero hay siempre alguna objeción económica que hace que el desastre se potencie. Y esto es en el sentido de que deschava a los tipos que están construyendo en la zona de riesgo, metiendo más y más gente adentro de los arroyos, que son el poder real en todas las ciudades. En todas las ciudades el poder político lo maneja el negocio inmobiliario, tengan el color que tengan. El Don dinero en una ciudad está en el negocio inmobiliario”.
Yacyretá y el castillo de Stroessner
También le consultamos a Brailovsky acerca de informaciones periodísticas que alertaban sobre la rotura de la represa Yacyretá, lo mismo que con una represa ubicada en Brasil. Al respecto, el docente fue concreto: “hay que ir y hacer un peritaje, por datos periodísticos no hay manera de darse cuenta cuál es el grado real de riesgo. El problema es siempre el mismo, cuando no hay información oficial confiable, cuando no hay acceso a la información pública, lo que hay son rumores. Escondiendo problemas se logra el resultado opuesto que es asustar más a la gente. De todos modos, el hecho de que tengamos represas ya inunda zonas, y mucho más una represa irracional como es Yacyretá. Digo irracional porque Yacyretá es la única represa en el mundo en la que el muro no corta transversalmente el río sino que lo corta en chanfle, es decir de costado, y lo hace porque había que salvar una isla donde estaba el castillo en el que el dictador (de Paraguay entre 1954 y 1989, Alfredo) Stroessner hacía los actos de pedofilia, era donde llevaba a las adolescentes, entonces para salvar ese castillo es que se hizo un trazado absolutamente irracional y antieconómico que no habría que haber hecho. O se hace bien o se hace otra cosa. Esto puede verse en Google Earth”.
Antonio Elio Brailovsky escribió, entre otros libros, “Buenos Aires, ciudad inundable” y “Historia Ecológica de Buenos Aires”, por lo que la Ciudad de Buenos Aires es uno de los terrenos que más conoce. En este punto, se le consultó acerca de la zona de Mataderos. Es este barrio se encuentra Radio La Retaguardia, específicamente en una de las dos cuadras que en forma sistemática se inundan porque el agua no tiene dónde desagotarse ya que hay pocos sumideros.
“Supongo que ustedes tendrían cerca al arroyo Cildañez o algún afluente. Si el agua no alcanza a escurrir a veces pasa esto y, como decía el amigo Freud, uno lleva la historia a cuestas, una parte de la ciudad eran lagunas que se rellenaron con basura y se urbanizaron después, es probable que ustedes estén sobre una de las viejas lagunas, y entonces allí la topografía es un poco hundida, lo suficiente como para que funcione como palangana. Cuando son zonas grandes las que se inundan es porque son un arroyo, y cuando son zonas chicas puede ser que haya habido una vieja laguna rellenada con quien sabe qué”. Nos faltaba estar encima de una laguna y para colmo con relleno de quien sabe qué.
El poder del corto plazo
Adaptación de las ciudades, freno a los desmontes y puesta en marcha de una reforestación, y que los Códigos de Planeamiento Urbano y Códigos de Edificación que tienen todas las ciudades contemplen el riesgo de inundación en todos estos aspectos, son algunas de las soluciones aportadas por Antonio Elio Brailovsky para intentar enfrentar este fenómeno que afecta cada vez a más personas en Argentina. Sin embargo, esta propuestas no son tenidas en cuenta: “las prioridades del poder son del muy corto plazo -reflexionó al respecto Brailovsky-, la lógica del poder es resolver los problemas hoy porque sino se pierden las elecciones, la interna, pierden su carrera política o cosas así, entonces el que maneja el poder está siempre desesperado con el hoy. No hay organismos que piensen a largo plazo justamente por esta desesperación del hoy. Alguna vez hubo planes, como los planes quinquenales de Perón, o los planes de desarrollo de las décadas del ’60 y el ’70, en las que se pensaba para adelante, aunque a veces mucho no coincidiera lo que planificaban con lo que se hacía, pero de todos modos por lo menos había gente diciendo miren para allá, cuando hay alguien diciendo miren para allá por lo menos a veces miran, cuando no hay nadie, no hay nadie”.
Hacia el final de la entrevista con Antonio Elio Brailovsky retomamos aquel primer interrogante, ¿qué hay detrás de las inundaciones: naturaleza o mano humana? “Hay suficientes matices de las dos cosas, matices de la naturaleza y matices de la mano del hombre, pero que no se resuelven espontáneamente y no se resuelven a posteriori lamentándose por la gente que sufre y dándoles algo de plata. Se requieren políticas públicas que todavía no tenemos”, cerró el periodista, escritor y docente.