lunes, noviembre 25, 2024

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SALUD: ¿Realmente el ciclismo de resistencia prolonga la vida?

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Por Fergus Walsh

Practicar el ciclismo de alta intensidad, ¿ayuda a vivir por más tiempo? Quién mejor para responderlo que la leyenda del ciclismo británico Brian Robinson, de 83 años de edad.

Robinson fue el primer británico en ganar el Tour de Francia en 1956. Ahora, como entonces, vive en el pueblo de Mirfield, en West Yorkshire (norte de Inglaterra), donde todavía practica el ciclismo dos veces por semana.

«Dicen que te da diez años más de vida. ¡Tener otra década me vendría bien!».

El ciclista le ha transmitido su pasión a su nieto de 18 años.

«Por ahora lo hago por el amor a las carreras», explica Jake. «Pero cuando veo a mi abuelo, sé que me mantendrá en forma y saludable por muchos años».

Los dos esperan con ansias la llegada del Tour de Francia a Yorshire el próximo 5 de julio: la competencia partirá este año de su ciudad más importante, Leeds.

En la segunda etapa, que irá de York a Sheffield, los ciclistas transitarán muchas de las montañas en las que Robinson entrenó por décadas.

Una de las montañas que deberán recorrer es la de Cragg Vale. No es particularmente empinada, pero con una extensión de más de ocho kilómetros, constituye una de las gradientes continuas más largas de Inglaterra.

Confieso que soy uno de esos hombres maduros aficionados a ponerse la licra y montarse a la bicicleta, así que aproveché la oportunidad de intentar subir la cuesta, lo cual logré muy despacio.

Entendí a las muchas personas que se preguntan por qué hay ciclistas aficionados que se someten a esta clase de agonía.

No estoy seguro de que pueda responderlo, más allá de decir que cuando uno llega a la cima, se siente como si hubiera coronado una especie de victoria.

Pero más allá de la satisfacción personal, ¿qué evidencia hay para sostener que el ciclismo -y en particular el de resistencia- es beneficioso para la salud?

Difícil de investigar

El problema con la investigación en esta materia es que incluye muchos estudios basados en la observación, en los que otros factores pueden confundir los resultados así que no pueden más que mostrar una asociación entre el ciclismo de resistencia y la longevidad.

Un estudio que comparó a 834 ciclistas que hicieron el Tour de Francia entre los años 30 y los 60 encontró que vivieron, en promedio, ocho años más que la población en general.

Otro examinó las estadísticas vitales de 786 competidores franceses del Tour entre 1947 y 2012 y halló que estos deportistas vivieron, en promedio, seis años más.

«Debemos alentar a las personas a que se esfuercen. Si hubiera algún peligro real en hacer ejercicio de alto nivel, lo hubiéramos notado en este estudio», dice el doctor Xavier Jouven, del hospital europeo Georges Pompidou en París, quien lideró la investigación.

También es verdad que el estudio encontró que los ciclistas del Tour presentaban un mayor riesgo de lesiones traumáticas fatales, sin duda como consecuencia de accidentes en la bicicleta.

Por otra parte, el problema es que muchas de las personas utilizadas como grupo de control (no ciclistas) podrían haber tenido problemas de salud subyacentes, lo que podría haber alterado el resultado.

Con precaución

Un trabajo efectuado en Dinamarca intentó resolver este problema comparando a ciclistas. Durante 18 años hicieron seguimiento a la salud de 5.000 hombres y mujeres que manejaban bicicleta diariamente en Copenhagen.

Lo que encontraron fue que quienes practicaban un ciclismo intensivo -lo suficiente como para dejarlos sin aliento- vivían más que quienes simplemente iban paseandito a un ritmo que les permitía mantener una conversación.

Entre hombres el incremento en la expectativa de vida fue de cinco años, mientras que para mujeres fue de cuatro.

Mientras que nada de esto es concluyente, viene a sumarse a la creciente evidencia de que el ejercicio de alta intensidad puede reportar beneficios de largo plazo para la salud.

Esto lo decimos no sin antes advertir que los individuos que están fuera de forma, que no han entrenado o que tienen otros problemas de salud deben proceder con precaución.

La prueba del VO2

Una de las mejores herramientas para medir salud cardiovascular es la prueba de VO2, de consumo máximo de energía o capacidad aeróbica.

La prueba muestra la cantidad máxima de oxígeno que el cuerpo puede consumir durante el ejercicio, así que implica ser sometido a ella hasta el límite.

A medida que envejecemos, el músculo cardiaco tiende a endurecerse, así que el VO2 tenderá a declinar.

La escuela de Deportes y Ciencias del Ejercicio de la Universidad de Kent, en el sur de Inglaterra, comparó a ciclistas entrenados con otros no entrenados pero físicamente activos.

El estudio encontró que los ciclistas entrenados de más edad estaban en capacidad de preservar buena parte de su VO2 y demorar el deterioro de su salud cardiovascular.

Mientras que nadie puede evitar el proceso de envejecimiento, sí se pueden aplazar los efectos del avance de los años.

James Hopker, jefe del estudio, dice que varios hospitales estaban usando la prueba del VO2 (conocida como la prueba CPET) para determinar el nivel de riesgo de los pacientes que iban a someterse a cirugía mayor.

«A mejor VO2, mayor la posibilidad de sobrevivir al procedimiento y más rápida la recuperación», señala.

Mi puntuación en esa prueba fue de 67.0 ml.kg.min, que no está mal para alguien de mi edad.

Pero la prueba también arrojó que tengo un índice de fuerza con relación al peso de sólo 5.04 W.kg.min, lo que aparentemente no es nada bueno.

¡Eso puede explicar por qué subo tan despacio las cuestas!

BBC MUNDO