Desde la década de los 70 el movimiento de mujeres parimos un lema propio para dar cuenta, entre otras dimensiones, de una arista encubierta de la política.
Afirmar lo personal es político, lo sexual es político, implicó visibilizar las violencias que nos oprimen a las mujeres por el solo hecho de serlo.
En el femicidio de Soledad se utilizó la violencia física extrema para generar un hecho político, que sobrepasa a la mujer en singular y que busca impactar en todas las mujeres: Si a ella le pasó, a todas nos puede pasar. Así es como actúa el patriarcado.
La prensa los denomina crímenes pasionales, problemas de pareja, locos sueltos, violencia cruzada, lo reducen al ámbito doméstico, individual, con la peligrosa consecuencia de que la acción de los agresores, sea explicada en el marco de la “emoción violenta”, “no consiente de sus actos”, abriendo el camino hacia la inimputabilidad y /o impunidad.
Pero si los conceptualizamos como lo que en verdad son, crímenes políticos, estamos develando su carácter sistémico, extendido en el tiempo y por lo tanto reclamamos:
Respuestas gubernamentales que claramente expresen compromiso con la defensa de los derechos humanos de las mujeres y que garantice la igualdad ciudadana.
Una acción jurídica contundente que castigue a los responsables.
Un compromiso social para que no se repita.
Como militantes de los derechos de las mujeres no creemos que este crimen sea obra de una sola persona, por el contrario, denunciamos la cadena machista de complicidades que se inicia en el proceso de poner límite a la violencia por parte de Soledad.
Todos estos factores aun siguen golpeando su cuerpo de mujer, ejecutando autoridad contra su voluntad y la de toda su familia, discriminándola y finalmente silenciándola.
Por eso, nosotras exigimos Justicia y gritamos bien fuerte:
SOLEDAD es Alicia Muñiz
SOLEDAD es Natalia Melman
SOLEDAD es Claudia Iraola
SOLEDAD es Adriana Celihueta
SOLEDAD es Soledad Morales
Es también María Marta García Belsunce, Roxana Galeano, Carolina Aló, etc.
Sus femicidios ocurrieron y ocurren en nuestro País, en España, en Haití, México en Afganistán, en Kosovo y en el Congo, en tiempos de paz y en tiempos de guerra, no importa la edad, etnias o religión. La une su cuerpo de mujer en la violencia sufrida, en la lucha y la resistencia.
FIRMA: MESA LOCAL DE PREVENCIÓN Y ASISTENCIA DE LA VIOLENCIA HACIALA MUJER