La legislación actual no contempla estos espacios sino que «está pensada para una cultura gestionada por empresarios».
El Movimiento Espacios Cuturales y Artísticos (MECA) impulsa la junta de 40 mil firmas para que la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires trate el año que viene un proyecto de ley «flexible y abarcativo» que regule y contemple a los centros culturales, norma con la que hoy no cuenta el distrito. Actualmente, deben habilitarse bajo otras figuras que no los representan.
MECA se gestó hace tres años y está integrado por una veintena de centros culturales de toda la Capital. La Ley de Centros Culturales que fomenta adapta los requerimientos legales a las necesidades de espacios independientes y autogestivos, y reconoce la existencia de distintos lugares, de acuerdo a cada modelo de gestión: el Centro Cultural, con capacidad máxima de 150 personas, y superficie no mayor a los 500 m2, el Club de Cultura, para 500 personas y hasta 1000 m2, Casa de Artistas, un domicilio particular con 50 espectadores, y el Centro Barrial, Social y Cultural, orientado principalmente a talleres y trabajos comunitarios, que tampoco supera los 50 visitantes. Todos ellos pasarían a estar inscriptos en el Registro de Usos Culturales dependiente del Ministerio de Cultura porteño. A su vez, menciona los Centros Culturales y Clubes de Cultura «no comerciales», cuyos titulares sean personas jurídicas sin fines de lucro o de carácter cooperativo.
«La punta del iceberg de la problemática habilitatoria son las clausuras sistemáticas sobre distintos espacios culturales, porque ninguno funciona dentro de los márgenes que prevé la actual legislación, que es obsoleta y no reconoce nuevos modelos de gestión no comerciales. Está pensada para una cultura gestionada por empresarios, pero ese no es el modelo predominante en la ciudad. La mayoría hoy son independientes», remarcó a Tiempo Argentino Pablo Vergani, del espacio de Floresta «San Nicolás Social y Cultural». Y mencionó que «hay por lo menos 80 espacios de cultura independiente, muchos que surgieron post Cromañón, y ninguno está habilitado bajo una figura que los represente. Algunos están como Teatro Independiente, otros como club de música, galería de arte, café-bar…».
El proyecto también propone flexibilizar los trámites y acelerar los tiempos de habilitación para los nuevos espacios culturales, facilitar la subsistencia de emprendimientos no lucrativos mediante trámites gratuitos, permitir la descentralización de espacios culturales pudiendo funcionar en zonas no comerciales; y establecer excepciones en materia de accesibilidad física para emprendimientos no comerciales.
La idea de los impulsores es salir a la calle, como ayer que estuvieron en el Planetario, y también que «la gente se acerque, firme y se comprometa llevándose una planilla y se convierta en otro agente que multiplique la iniciativa», apuntó Claudio Gorenman, del Centro Cultural Matienzo.
Las 40 mil firmas representan un 1,5% de los inscriptos en el padrón electoral. Cuando se llega a ese número, la Legislatura está obligada a tratarlo. Gorenman agregó: «En la Ciudad nunca se aprobó una ley por iniciativa popular y para nosotros sería representativo que ésta sea la primera».