viernes, abril 19, 2024

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ECONOMÍA: En el tercer trimestre del 2008 el empleo creció sólo 0,5%.

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Material enviado por Lic. Jorge Mancuso

El crecimiento del empleo sigue cayendo. Esto no se refleja plenamente en la tasa de desempleo porque se está retirando mucha gente del mercado laboral. Estas tendencias son previas a la crisis internacional y son atribuibles fundamentalmente al agotamiento del modelo de tipo de cambio real alto y la estrategia de generar empleos en base a “licuar” salarios. Más allá de la evolución que tenga la crisis internacional, la clave para evitar mayores costos sociales sigue siendo la necesidad de replantear las políticas económica y laboral.

Los datos del INDEC indican que la tasa de desempleo en el tercer trimestre del 2008 fue de 7,8% de la población económicamente activa. En el tercer trimestre del 2007 la tasa de desempleo había sido de 8,1%, es decir, hay una tendencia descendente. Sin embargo, la situación laboral esta teniendo transformaciones importantes. Una, es la caída en la tasa de actividad. En la medida que menos gente se ofrece en el mercado de trabajo, parte de la caída en la tasa de desempleo abierto no es un reflejo de mejoras en la situación ocupacional sino que hay personas que deciden dejar de buscar empleo. Quienes antes manifestaban estar desempleados, ahora manifiestan estar en la inactividad.

Cuando se produce este tipo de fenómeno, la evolución del total de empleos es un mejor indicador de la situación laboral. Una estimación en este sentido se logra aplicando la tasa de empleo del INDEC a la estimación de población urbana del Ministerio de Economía. Con este cálculo y la estimación de nivel de actividad del Ministerio de Economía, es posible observar que:

• En los primeros tres trimestres del 2007, la actividad económica creció a una tasa de 8,4% y el empleo creció a una tasa de 3,2%.

• En los primeros tres trimestres del 2008, la actividad económica siguió creciendo a una tasa alta de aproximadamente 7,8% pero el empleo ahora crece al 1,0%.

• Comparando el empleo sólo del tercer trimestre del 2008 con igual periodo del año 2007 se observa que el crecimiento del empleo ha sido de apenas 0,5%.

Según los datos oficiales, la actividad económica siguió creciendo a tasas muy altas en el 2008, pero la generación de empleos se redujo a menos de un tercio. Es probable que las estimaciones sobre el nivel de producción estén sobreestimadas por las manipulaciones del INDEC, aún así, el debilitamiento en el crecimiento de los puestos de trabajo es pronunciado. Esto esta sugiriendo que por detrás de la buena noticia de que la tasa de desempleo cae, hay fenómenos que alertan sobre crecientes problemas laborales y sociales.

La tasa de desempleo mide la desocupación abierta. Cuando el empleo no crece, el desempleo muchas veces queda oculto detrás de caídas en la participación laboral. Esto es, gente, –en general, mujeres no jefas de hogar y jóvenes de ambos sexos–, que al no encontrar oportunidades laborales se retira del mercado laboral, o sea, declara no trabajar ni buscar activamente un trabajo. La menor predisposición a buscar trabajo se refleja en la caída de la tasa de participación laboral. La tasa de participación más alta registrada en los terceros trimestres de los últimos años fue la del 2006 que llegó a ser de 46,3% de la población. En el tercer trimestre del 2008 esa tasa fue del 45,7%. Si se hubiese mantenido el mismo nivel que en el 2006, la tasa de desempleo en lugar de ser de 7,8% hubiese sido de 9,1%. La diferencia son unas 223 mil personas que no aparecen como desempleadas porque han dejado de buscar trabajo.

El peor de los diagnósticos es atribuir este fenómeno a la crisis internacional. Más allá de que en un contexto externo menos favorable aparecen los efectos negativos sobre la producción nacional, los factores que explican el debilitamiento de las dinámicas económicas y laborales tienen raíces domésticas. Lo que se esta poniendo en evidencia es la debilidad del proceso de generación de empleos basado en la “licuación” de costos laborales. En la medida que el salario real fue recuperando poder de compra, las ganancias de competitividad cambiaria se esfumaron y, con ello, el motor que estimuló la recuperación.

La reversión del contexto internacional desnuda lo endeble de las bases de la recuperación económica y social. Los problemas de fondo y la agenda de políticas públicas pendientes siguen siendo los mismos que antes de la crisis del 2002. Esto es, hacen falta reglas de organización económica que estimulen la inversión productiva y una organización del mercado de trabajo que garantice protección a los trabajadores sin cercenar la capacidad de generación de empleos de calidad. Sólo así se podrán obtener incrementos sostenidos de productividad laboral, fuente legítima de crecimiento de la actividad, el empleo y el salario real.