Por Dr. Gustavo Anadón
Después de la terrible dictadura que terminó en 1983, como nación maduramos un poco. Pasamos a ser un país adolescente, en el sentido de que aún no tenemos conciencia de los límites y las realidades. Entendimos por lo menos que es mejor cambiar los gobiernos a través del voto, pero no aprendimos otra parte, tan importante como la democracia, que es el concepto de república.
Porque cuando uno vota le está delegando un poder enorme a aquel que eligió para una función pública, y por lo tanto es necesario restringirle sus posibilidades de uso de ese poder.
Al dividir el poder en tres, el concepto de república obliga a que los poderes se controlen para que no se extralimiten. Esto no lo hemos podido llevar a la práctica. Votamos gobernantes iluminados a los que hay que darles todo el poder para que nos resuelvan nuestros problemas. Los políticos, que no nacieron de un repollo, piensan lo mismo. Continuamente el Congreso les está delegando facultades a los presidentes. Además, la Justicia también empieza a admitir que se extralimiten en sus funciones. Tenemos que cambiar esta idea de que el fin justifica los medios. Como dirigencia tenemos que tener claro primero que no es fácil salir del facilismo, y el facilismo nos lleva al cortoplacismo. Cambiar esta sociedad nos va a llevar muchísimo tiempo y esfuerzo. Si el Presidente viola la Constitución es porque puede hacerlo; si nosotros no lo hacemos es porque no estamos ahí, pero todo el tiempo estamos violando normas, siempre con fines loables. De partida hay que cambiar uno mismo, no a la sociedad. Otro vicio nuestro es el individualismo, nos cuesta mucho discutir y consensuar. Cuando se viola el Estado de Derecho, lo que prima es la ley de la selva, y en ella se sobrevive con el individualismo. Cambiar las ideas de un país es responsabilidad de la dirigencia profesional, intelectual, empresaria Y COMO MILITANTES. A partir de allí se instalan banderas que los políticos pueden tomar e implementar, pues su prioridad es construir poder para poder implementar. No está muerto quien pelea, y alguien tiene que empezar, por eso es que precisamos líderes. Uno tiene que saber que va a pagar costos, y hay que ser consecuente. Un problema que tiene el sector agropecuario para defender sus intereses es que a veces no es consecuente con los principios que esgrime. Ustedes son el sector más eficiente de la economía y su capacidad de generar riqueza no la tiene ningún otro sector. Deben ser consecuentes, a veces renunciando a subsidios, y eso quizá les permita mostrarles a otros sectores que no están peleando solo por lo suyo. Solos no van a lograr que no los avasallen, y al Gobierno avasallarlos le es rentable desde todo punto de vista, político y económico
«Cambiar las ideas de un país es responsabilidad de la dirigencia profesional, intelectual y empresaria. Humildemente, me atrevo a agregar en la cadena de Responsabilidades a los MILITANTES. A partir de allí se instalan las banderas que los políticos pueden implementar» (Por el Lic. Aldo M. Abram, economista y Director del CIIMA-ESEADE)
El sólo sondear al Gobernador como Candidato a Diputado Nacional, es quebrantar o por lo menos intentar burlar a nuestras instituciones, a la constitución nacional y a la constitución provincial, y lo que es peor aún VIOLENTAR LA VOLUNTAD POPULAR, el pueblo de la Provincia de Buenos Aires, delegó en Daniel Scioli la responsabilidad de Gobernar la Provincia de Buenos Aires. Se lo eligió POR CUATRO AÑOS. Que los GOBIERNE !!!!. Que los TERMINE!!!!!.
Los globos de ensayo como por ejemplo, desarmar un Gabinete o violentar «espiritualmente» domicilios, atentan contra la República, provocan inevitablemente que NO nos permitamos avanzar como República dejando atrás la adolescencia, entiéndase nos impedimos crecer, no logramos madurar.
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