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POLÍTICA: El travestismo político de Bartolomé Zubillaga

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Un exoficialista critica lo que antes defendía

La última sesión del Concejo Deliberante de Necochea fue el escenario de un notable giro político, donde el concejal libertario Bartolomé Zubillaga, quien hasta hace poco militaba en el oficialismo, lanzó duras críticas contra la gestión del intendente Arturo Rojas por las concesiones turísticas.

Lo que para muchos fue un acto de fiscalización, para otros se convirtió en una exhibición de oportunismo político y contradicciones, ya que sus acusaciones se contradicen con su propio historial y con las posturas que defendía fervientemente hace menos de un año.


Un cambio de bando y de discurso

Hasta hace poco, Zubillaga era un activo defensor del intendente Rojas, apoyando con su voto y su discurso cada una de las decisiones del Ejecutivo.

Sin embargo, en la sesión reciente, el exconcejal oficialista acusó al gobierno municipal de actuar con «mezquindad política» y «ego personal» en el manejo de las concesiones.

Lo más irónico de su intervención es que ahora comparte bancada con Guillermo Sánchez, expresidente del Concejo, quien en el pasado defendió con vehemencia las mismas políticas que Zubillaga hoy cuestiona.

En una intervención de archivo, Sánchez había señalado en su momento que «siempre establecer un manto de sospechas habla más de quien lo dice que de quien se sospecha» y había defendido la transparencia de la gestión.


Contradicciones al descubierto

Las palabras de Zubillaga quedaron en evidencia no solo por su pasado, sino también por sus propias declaraciones en la sesión.

El concejal acusó a la gestión municipal de ocultar información, a pesar de haber reconocido que recibió 600 páginas por WhatsApp un viernes por la noche y que trabajó durante el fin de semana para preparar modificaciones.

Esta admisión demostró que tuvo acceso a toda la documentación y participó activamente en su análisis, lo que socava su argumento de falta de transparencia.

La transición de Zubillaga de oficialista a libertario no parece tener un sustento ideológico sólido, sino que, según sus críticos, responde a un oportunismo político que lo deja al descubierto.

Su «travestismo político» se ha manifestado al criticar un proyecto que él mismo ayudó a construir y defender durante su tiempo en el oficialismo.

La situación también pone en una posición incómoda a Guillermo Sánchez, quien ahora comparte espacio con alguien que levanta sospechas y acusaciones graves sobre la misma gestión que ambos defendían anteriormente.

La incoherencia de este nuevo bloque no ha pasado desapercibida, y muchos se preguntan si el debate por las concesiones no se ha visto empañado por las luchas internas y los giros de lealtad en lugar de ser un espacio de crecimiento para la ciudad.