En realidad, las hamburguesas son un poco de cada sitio, ya que, aparentemente quienes las hicieron famosas en los EEUU fueron justamente unos inmigrantes alemanes originarios de la ciudad de Hamburgo y aunque hay una enorme controversia y no está claro quién fue el primero que puso carne picada y aderezos dentro de un panecillo, lo cierto es que lo hizo entre fines del siglo XIX y principios del XX.
Los registros históricos hablan de un sándwich que se preparaba con carne molida de ternera y se servía dentro de un pan en 1890 y que podría haber sido uno de los platillos habituales, que se ofrecían en los barcos transatlánticos pertenecientes a la Hamburg America Line. En 1896 aparece nombrado por primera vez en la prensa, el Chicago Tribune, un sándwich de chuleta de res picada, cuyo coste era de 5 centavos.
Un largo camino hacia lo saludable
Las hamburguesas se hicieron famosas en el mundo entero, gracias a las cadenas de comida rápida, que además de popularizarlas, las diversificaron y comenzaron a ofrecer este tipo de preparación con las más diversas carnes (pollo, pescado, cerdo, etc.), en panecillos redondos con semillas de sésamo y con una inagotable lista de aderezos y salsas.
Rápidamente la industria de las hamburguesas se convirtió en una fábrica de productos de alimentación rápida, pero poco saludable, de hecho, cuando se habla de “comida basura” las hamburguesas, acompañadas de una montaña de patatas fritas saladas y de refrescos azucarados son el paradigma de esta denominación.
Cuando se comprobó que las hamburguesas en su concepción más clásica eran realmente muy poco saludables, las empresas comenzaron una carrera que aún no ha culminado por ofrecer productos sin conservantes, sin azúcares, con menos cantidades de grasas, de corte light, Zero o dietético, con profusión de ensaladas (en vez de las clásicas patatas fritas) de acompañamiento y un largo etc.
Todos aquellos que han optado por llevar vidas más sanas y respetuosas con los animales y con el medio ambiente, como es el caso de los vegetarianos y los veganos, pero no quieren privarse del placer de comer una hamburguesa, cuentan con infinidad de opciones vegetales de esta plato tan clásico y mundialmente apreciado.
Gracias a ellos, ahora hay opciones mucho más saludables de hamburguesas preparadas con mijo, tofu, remolachas, patatas, brócoli, harina de garbanzos, soja y/o frijoles, servidas con acompañamiento de las más diversas verduras, salsas, vinagretas y aderezos imaginables, que se sirven dentro de panecillos integrales (de trigo sarraceno, espelta, etc.) cubiertos con semillas de lino, sésamo, amapola, calabaza, girasol, avena y mucho más.