En diálogo con Télam Juan Martín Salas Oyarzun, titular de la Asociación Argentina de Girasol, evaluó las perspectivas del sector.
La creciente demanda mundial de aceite de girasol y la caída en la producción a causa de la sequía, impulsaron hacia arriba el precio de la oleaginosa.
Esto incentivó a los productores de la zona núcleo a aumentar el área sembrada.
«La campaña había comenzado bien, con buenas expectativas y un leve crecimiento del área.
Teníamos una intención de 1,8 millones de hectáreas», dijo Juan Martín Salas Oyarzun, titular de la Asociación Argentina de Girasol (Asagir) en diálogo con Télam.
La sequía local en el norte del país -Chaco y norte de Santa Fe, el área más dinámica- impidió sembrar unas 300.000 hectáreas.
Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la siembra de girasol en la región NEA finalizó sin poder incorporar la totalidad de las hectáreas proyectadas.
Con una superficie total estimada en 65.000 hectáreas, por la escasez de lluvias durante los últimos cinco meses.
Esto llevó a una caída interanual del área sembrada de 78,7%.
En el centro-norte de Santa Fe, si bien se pudo retomar la actividad tras las lluvias no se podrán cumplir los planes iniciales.
Los muy tentadores precios ofrecidos generaron un incremento de la intención de siembra en la zona sur.
Principalmente en el sudoeste y sudeste bonaerenses, porque ven una ecuación de costo-beneficio interesante.
El titular de Asagir precisó que «el precio ofrecido al productor creció desde los US$ 230 o US$ 240 por tonelada.
Fue en las pocas operaciones de futuros que se registraron en marzo pasado, hasta alcanzar en los últimos días valores cercanos a US$ 300″.
La industria tiene una capacidad instalada para procesar el doble de las 3,5 millones de toneladas de girasol que se producen anualmente.
«Se podrían sembrar perfectamente las 1,8 millones previstas inicialmente y hasta 2 millones».
«Todavía se puede incrementar la producción en el área sur (sudeste y sudoeste de Buenos Aires.
Una periferia que también produce: La Pampa, Cuenca del Salado, algo de Córdoba y Entre Ríos), estamos a tiempo y está lloviendo», afirmó Salas Oyarzun.
Agregó que el consumo doméstico y mundial «viene creciendo y no se quebró en el marco de la pandemia.
Es muy fuerte en el caso de la India e incipiente en el caso de China y en el resto del Sudeste asiático».
«Hay perspectivas muy buenas para el girasol en el mediano plazo; somos optimistas respecto del cultivo en la Argentina para el futuro», concluyó el presidente de Asagir.