Por Horacio Castelli
En la continuidad del análisis que realizábamos la semana anterior sobre la demagogia de los gobiernos, ahora debemos ahondar más en ese concepto.
Más allá de los discursos rimbombantes dedicados a la tribuna propia y para mostrar lo que se quiere n mostrar y ocultar lo que se quiere ocultar.
Muchas veces escuchamos a través del tiempo que las medidas están destinadas a lograr el mejoramiento de la vida de los ciudadanos.
La pregunta cae por su propio peso. La vida de qué ciudadanos? De Todos? O de un sector?
Muchos de los gobiernos auto titulados como populares culminan planteando políticas más conservadoras de las que expresan públicamente.
Recordemos que para que lo que se dice se convierta en realidad debe estar oficializado por el Congreso Nacional a través de una ley o por un decreto presidencial y además publicado en el Boletín Oficial. Todo lo demás es pura cháchara para la tribuna.
Pongamos un ejemplo histórico. Los impuestos sobre las rentas, ningún gobierno lo aplicó, ni los aplica, sea este nacional y popular o liberal, neo liberal o como quieran denominarse.
La especulación parece estar en el seno del poder político y enmarcado por un sector bancario especulativo que utiliza toda su fuerza para imponerse con bastante ayuda de grupos del exterior.
A partir de este momento algunos lectores seguramente comenzaran a recordar las excusas y explicaciones que han ofrecido los distintos gobiernos apelando permanentemente a las presiones que deben soportar.
Pero qué casualidad que las presiones solo se centran en este sector específico y los distintos gobiernos para lograr mayor cantidad de divisas y reservas “aprietan” a los mismos sectores.
Los gobiernos nacionales y populares al sector del agro, ojo, al agro no a la agro exportación. Y los gobiernos liberales a los sectores productivos y especialmente a los trabajadores.
A la especulación financiera JAMÁS. Ser á que en ambos sectores del pensamiento político tienen los mismos intereses especulativos?
Es otra buena pregunta para hacerse.
La respuesta la debemos buscar en la historia política y en las medidas de cada gobierno democrático o de facto.
Todos han tenido la misma resolución cada vez que se planteó este tema. No imponer gabelas a los fondos especulativos. Así de concreto y permanente.
En este caso no existió el dogma, solo el pragmatismo. No hay excusas y explicaciones que puedan justificar estas decisiones año tras año.
Se le cobran ganancias a quienes desarrollan sus actividades laborales en relación de dependencia y a través de sus representaciones sindicales logran mejorar sus ingresos.
Esta es una injusticia que solo se puede enmarcar cuando las apariencias engañan y le sacan a los que laburan y no a los que especulan.