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Una persona fue abordada por un delincuente y la “paseó” por cajeros de la ciudad. El comisario Diego López brindó detalles de lo ocurrido y brindó recomendaciones de cómo actuar ante esas situaciones

Personal de la Policía Local detectó el martes a la noche el secuestro de una mujer que era obligada por un delincuente a ingresar a un cajero automático, ubicado en Avenida 59 y calle 66.

La señora había sido reducida por el malhechor, momentos antes en su casa donde se encontraba sola, y mediante intimidación verbal, la ató. Luego de apoderarse de diversos elementos que se encontraban en la vivienda y de alzarse con dinero en efectivo, la llevó al cajero.

Alrededor de las 21:30 de ayer, personal policial observaron que de un remis descendieron dos personas, una de ellas la víctima que había sido secuestrada por Cristian Emanuel Minotto de 21 años y era obligaba a ingresar en el cajero ubicado en avenida 59 y calle 66.

El coordinador de la Policía Local, comisario Diego López, destacó el rápido actuar de la fuerza que permitió socorrer a la víctima. Además detalló que, una vez controlada la situación, la señora fue atendida por el médico de la policía y personal especializado ya que se trataba de una persona mayor de edad e hipertensa.

Valeria Cepeda, la oficial que alertó sobre la maniobra del delincuente, relató lo sucedido: “Separamos a la señora y la cubrimos con nosotros, mientras el chico se apartó, salió huyendo y salimos a buscarlo”.

Por su parte, el comisario Diego López brindó recomendaciones sobre cómo actuar ante estos casos. “Son situaciones muy violentas y traumáticas. A pesar de las características propias del hecho, aconsejaríamos que la víctima no ofrezca resistencia y priorice siempre la vida y la salud de su persona y de quienes están en el lugar, más que nada tendiente a garantizar su seguridad privada y la de terceros”.

Al tiempo que destacó que “se contó con el importante aporte de la comisaría Primera al igual que el de la Jefatura Distrital con efectivos que se hallaban en la zona de los rondines, que permitió que el delincuente fuera aprendido en el lugar y se pusiera a disposición de la Justicia”.