Falleció esta mañana por un cuadro de neumonía tras permanecer 10 días internado.En su extensa carrera ocupó numerosos cargos, entre ellos el de gobernador de la provincia de Buenos Aires.
El histórico dirigente del Partido Justicialista Antonio Cafiero falleció dejando sin voz decenas de anécdotas surgidas de sus setenta años de carrera política que lo llevaron a ocupar diferentes cargos, incluso al lado de su maestro y referente, Juan Domingo Perón.
Según confirmó su nieto Santiago Cafiero a Télam, Antonio estaba internado hace 10 días por un cuadro de neumonía.
Antonio Francisco Cafiero, nació el 12 de septiembre de 1922, era uno de los pocos políticos que podían contar en primera persona lo que sucedió aquel 17 de octubre de 1945, hoy Día de la Lealtad Peronista, cuando centenares de trabajadores provenientes principalmente del cordón industrial del Gran Buenos Aires se acercaron a Plaza de Mayo reclamando la presencia del general Juan Domingo Perón.
El general había sido trasladado a la isla Martín García y obligado a renunciar por el gobierno de Edelmiro Farrell a todos los cargos públicos que ocupaba con el objetivo de desarticular su programa político.
Cafiero estuvo la noche del 17 de octubre cuando el reclamo del pueblo fue escuchado y Perón apareció en el balcón saludando con sus brazos en alto, saludo que a partir de ese día fue un símbolo de un hombre y un movimiento.
Antonio Cafiero fue el ministro más joven del gabinete del segundo gobierno de Perón.
Pero, durante el primero, siendo muy joven, Cafiero fue designado consejero financiero en la embajada argentina en Washington (1948-1951), luego director del departamento socioeconómico de la Cancillería (1951-1952), y más tarde ministro de Comercio Exterior (1952-1955).
Cafiero recién obtuvo un cargo político dentro del Partido Justicialista en 1962, cuando fue nombrado secretario político del Consejo Supervisor y luego Coordinador del Movimiento Nacional Justicialista, en años en los que Juan Domingo Perón estaba en el exilio.
A partir de ese momento, Cafiero nunca dejó de tener presencia en la vida política argentina, ya sea como protagonista desde alguno de los tantos cargos que ocupó, o como referente de un sector político, dando su opinión o su mirada.
Antonio Cafiero fue diputado nacional, gobernador de la provincia de Buenos Aires, ministro de Economía, Jefe de Gabinete y senador nacional.
Después de la derrota del Partido Justicialista en las presidenciales de 1983, fundó junto a otros dirigentes del peronismo, la «Renovación Peronista».
En las elecciones legislativas de 1985, encabezó la lista de Diputados Nacionales de la Provincia de Buenos Aires por el Frente Renovador Justicialista y fue elegido Diputado Nacional hasta 1987.
Ese mismo año sería elegido gobernador de la provincia de Buenos Aires, teniendo como compañero de fórmula a Luis María Macaya, triunfo que significó mucho para el partido, en tiempos en que la presidencia era ocupada por los radicales.
En 1988 fue precandidato a Presidente de la Nación por el Partido Justicialista con la fórmula Antonio Cafiero – José Manuel De La Sota, internas en las que esta dupla resultó derrotada por la de Carlos Menem – Eduardo Duhalde, que llegará al gobierno en 1989.
En 1991 fue designado Embajador en la República de Chile, cargo que desempeñó hasta 1993, año en que asumió como Senador Nacional hasta 2001.
Durante el breve gobierno de Eduardo Camaño, tras la renuncia del presidente Fernando De la Rúa, fue designado Jefe de Gabinete, y el 2 de enero de 2002 volvió a ejercer como senador nacional, cargo que desempeñará hasta diciembre de 2005.
Fue cuantiosas veces embajador argentino, entre otros destinos ante Bélgica, la Comunidad Económica Europea, la Santa Sede y Chile.
Cafiero ejercía desde 2005 la Presidencia de la Conferencia Permanente de los Partidos Políticos de América Latina y el Caribe (COPPPAL).
Viudo de Ana Goitía, con quien tuvo diez hijos -cinco mujeres y cinco hombres-, Cafiero disfrutaba los encuentros familiares rodeado de sus nietos, 40 en total, y bisnietos en su casona del barrio de San Isidro.
Pocos saben que era contador público, recibido en la Universidad de Buenos Aires en 1944, y doctor en Ciencias Económicas, con título obtenido en 1948.
Cafiero era veraneante frecuente del balneario de Pinamar, escenario de lanzamientos de candidaturas, y de varios encuentros políticos.
Fanático de Boca Juniors, hasta su muerte discutió a quien quisiera escucharlo que el General Perón era hincha de Boca y no de Racing, y que incluso también lo era Evita.
Nadie podía desmentirlo cuando afirmaba que ni Perón ni Evita confesaban su sentimiento hacia la azul y oro porque no querían tomar partido.
Su gusto por el fútbol lo llevó a la Bombonera habitualmente, en sus años más jóvenes, a la tribuna, y luego al palco, pero también a la canchita donde cada sábado al mediodía durante 32 años se lo vio jugar de mediocampista, «con llegada al arco», como a él le gustaba definirse.
A Cafiero también le gustaba el boxeo, en especial el fallecido Carlos Monzón, a quien consideraba «el boxeador más completo» que vio pelear. Según decía en una entrevista en El Gráfico del 3 de febrero de 1987, el santafesino tenía «técnica» y «golpe».
Entre sus hábitos estaba fumarse cinco puros por día, entre sus últimas tareas pendientes estaba escribir un libro sobre sus memorias, y así lo hizo en 2011 con «Militancia sin tiempo» (Mi vida en el peronismo), que tiene dos prólogos, uno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y otro del historiador Pacho O’Donnell.
Aggiornado a las últimas tendencias, Cafiero incluso creó un blog con ayuda de sus nietos en el que exponía sus comentarios y recomendaba notas periodísticas de interés.
Siempre se confesó muy católico y practicante, y por eso cada vez que podía iba a misa y comulgaba, según él mismo contó en alguna de las tantas entrevistas que concedió.
En 1955, después del golpe que derrocara al gobierno constitucional de Perón, fue privado de su libertad durante un año, lo que lejos de persuadirlo de abandonar la militancia, lo hizo involucrarse en lo que se llamó la «resistencia peronista», hasta 1973.
Antonio Cafiero visitó en su exilio a Perón en varias oportunidades hasta su regreso a la Argentina, convirtiéndose en uno de los pocos dirigentes que todavía pueden contar que estuvieron con Perón.
Hace poco, en una de sus últimas salidas, visitó el Instituto Juan Domingo Perón, que preside Lorenzo Pepe y donde funciona un bar temático sobre el General.
Según contó Pepe a Télam, apenas entró Cafiero y vio a Perón sentado en una mesa tomando un café, obra del escultor Fernando Pugliese, le dijo: «Por fin lo encuentro General, que ganas tenía de verlo».