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Por Miguel Abálsamo

En el intrincado mundo de la política jamás se debe menoscabar o sentir indiferencia ante un intendente (aunque sea interino) peronista de cuna, militante desde pibe  y como aditamento sindicalista.

La conjunción de los tres elementos hace un coctel fuerte. Nadie llega a Intendente de casualidad, aunque vale la salvedad en este caso resultó así por los vaivenes institucionales, la unión de «veneguistas» y «esnaolistas» sumando doce para destituir al electo por el voto popular a través de la Comisión Investigadora, situación que todavía continua en historia no cerrada.

Nadie se sienta en el sillón de Murga así porque si, manteniendo un pragmatismo peronista y toda la gimnasia que da el deporte sindical.

Esto es José Luis Vidal.

Aquel al que preanunciaban no duraría más de sesenta días, acosado por sueldos que no podría abonar, teléfonos cortados desde provincia e ignorancia desde Nación.

Sin embargo se las ingenio, rascando la olla al fondo, maniobrando con adelanto de coparticipaciones y golpeando puertas y ventanas bancarias, para tener sueldos al día, otorgando aumentos y no despidiendo un empleado de la planta municipal.

Pasó una interna ante el Frente Social, y apenas salvo la ropa y la vergüenza en las generales donde tuvo el Frente para la Victoria los votos que se merecía después del tsunami que soportó.

Armó un Departamento Ejecutivo de aliados leales, conocidos de militancia, donde algunos están a la altura de las circunstancias, otros no pasan la media y ya varios se fueron con los exámenes en rojo.

Vidal se afianzó en el interinato, todo estaría dispuesto dentro de la materia lógica para que gobierne catorce meses ininterrumpidos, y de paso se quedó con el ello del Partido Justicialista, una chapa que en nuestro medio no tiene la trascendencia de otros tiempos, pero a la hora de jugar en la quinta sección electoral y en provincia sigue siendo un sello histórico no oportuno de despreciar.

El hombre empezó a pisar tierra un poco más firme, saliendo de varias ciénagas del inicio, pensando en el futuro que tiene dos pasos clave electoralmente hablando, las futuras PASO del Frente para la Victoria y las generales adonde llegarán los ganadores. El camino de este hábil dirigente tiene tres visiones continuadores de su accionar político.

La primera pegar el gran salto hacía una diputación provincial. Para eso deberá consolidar territorio, ganar las PASO y afianzar la unidad del FPV.

¿Podrá….?.

La segunda es obtener el reconocimiento provincial por este esfuerzo casero y abrir las ventanas a un lugar en el estado bonaerense, muchos hablan del área de Asuntos Municipales.

La tercera, más complicada es ser candidato a intendente, con unas PASO complicadas y una elección general hoy llena de nubarrones ante el «veneguismo» y la figura de Facundo López con la figura de Sergio Massa pegadito a la boleta como presidenciable.

Habría una cuarta, pero en el mundo de un político-sindicalista como José L. Vidal no entra en los cálculos, quedarse en su casa. Algo inimaginable.

«SI YO FUERA VIDAL…»

En las mesas de café, donde se arregla Argentina y el mundo, todos nos sentimos técnicos de fútbol, sabedores de la vida, arregladores de la sociedad, economistas, mecánicos, psicólogos, y por supuesto intendentes, sale siempre a la luz la mágica frase repetida al hartazgo… «si yo fuera Intendente… en este caso José Luis Vidal….».

Me quede pensando en la misma.

Mirando al espejo me dije lo mismo…»¿si yo fuera Vidal como haría la unidad total del Frente para la Victoria?».

Me resultó tan simple  la respuesta para mi mente muchas veces vacilante en tantos análisis, que yo mismo me repregunte… ¿no puede ser tan fácil la unidad del Frente para la Victoria en el distrito de Necochea?-

Es el momento justo para unir todos los sectores.

Aquí valdría la practicidad, algunos olvidos del pasado reciente, afirmar el presente, si pretenden un mejor futuro para todos y todas.

Aún unido el Frente para la Victoria hoy por hoy esta muy lejano de pelear una elección ante el Partido Fe y el «massismo», no es difícil imaginar que fragmentando, dividido en parcelas el debilitamiento será mayor, y tan sólo podría reparar en algo las PASO, si es que luego se apoyan a los ganadores y si en el medio no surgen nuevamente listas colectoras que benefician a los de arriba porque todos suman,  en detrimento de los de abajo, ergo; cada localidad.

La mayor responsabilidad de la unidad y las mayores posibilidades de concretarla la tiene en su poder el intendente interino José Luis Vidal.

Una unidad no para amontonarse sino para hacer algo positivo juntos para la comunidad en los catorce meses que quedan de mandato.

Existen muchos problemas en el municipio, económico-financieros, que repercuten en todo el andamiaje, esos problemas se resuelven mucho más fáciles en unidad.

De aquella charla de café donde todos se sentían el intendente y esbozaban la idea de lo que harían me quedaba un análisis.

La unidad del Frente para la Victoria es ahora o nunca. Estos son los días clave.

Ahora, porque comienzan a darse las condiciones, y la apertura puede producirse ya mismo.

La unidad no sólo debe darse en diálogos y proyectos en común en el orden nacional o provincial, que seguramente serán similares si todos dicen interpretar el mismo sentir.

La unidad en términos prácticos la puede consolidar el intendente interino abriendo el juego a todos los sectores.

Es la hora de no dejar a nadie afuera, si pretende el Frente para la Victoria navegar 14 meses en aguas más aquietadas y llegar a la elección de intendente con alguna posibilidad que hoy parece lejana.

Para eso deberán dejar de lado los internismos inconducentes, hacer una amplia convocatoria a integrar el equipo municipal, meter a todos en la misma bolsa como vulgarmente se dice, comprometerlos en una acción conjunta y dejar plasmado ante la sociedad que este FPV es una bolsa de dirigentes unidos y no una de gatos que pueden reproducirse como «K», pero se arañan a la vuelta de la esquina.

Un autentico giro copernicano.

Posibilitar con un movimiento hábil que un concejal, hoy suplente, como el «tellecheista», profesor Horacio Castelli pueda asumir en representación del sector, un movimiento en Desarrollo Social con la vuelta de quien se desempeño con calidad en ese lugar tan complicado, tiene los contactos amplios con provincia (Gabriel Mariotto y señora), y Nación, Alicia Kirchner, para traer al distrito lo necesario y destinarlo a los sectores más carecientes.

¿Es descabellado pensar en la vuelta de Ana Porcaro a Desarrollo Social?

Supone un apellido fuerte a la hora de abrir puertas en varios Ministerios.

Abrir el juego al Movimiento «Evita», al Frente Social en la figura del dirigente Juan Domingo Larrea, dinamizar Quequén con figuras de ese lugar como Luciano Lescano o la propia Noemí Cesio, convocar a la unidad en el HCD al fortalecimiento de un solo bloque, dialogando en serio con Marcelo Ordoqui (un hombre de Roberto Porcaro, un  componente sempiterno de la mesa chica del gobierno nacional), volver a sentarse con el primer «sciolista» local, licenciado Ricardo Calcabrini, abrir canales de diálogo con Gustavo Florentín… por dar una serie de principales nombres, dentro de una nómina aún mayor que podrían encuadrarse en la futura unidad.

Abrir el juego significa lista y llanamente incorporarlos al gobierno, sin demasiadas vueltas.

Por eso es ahora o nunca.

Porque los diversos grupos están dispuestos a participar de esas posibilidades, pero también quieren tener abiertas las puertas no  sólo para ser escuchados, mate por medio, sino para ser llamados a integrar desde los lugares de gobierno el proyecto.

¿Qué puede impedir a Vidal estas maniobras?

Tal vez uno supone jugadas de audacia que pueden llegar a atemorizar o provocar discusión interna en su sector.

Si realmente quieren la unidad en serio, no en verso tribunero, y apoyan al intendente interino lo primero que deberían hacer es acompañarlo en sus decisiones y jugar en grande, o simplemente hacerse una lectura por Conducción Política, Juan Domingo Perón.

Contrariamente a lo que supone, Vidal afirmaría su figura, gravitaría por sobre las líneas, sería la figura convocante y si puede lograr la unidad, para el sería el paso vital a lo que pretenda jugar, la candidatura a la intendencia, la diputación provincial o un salto a un puesto importante bonaerense.

Si todo se acota, se vuelve intrascendente, se queda en política de círculo, el Frente para la Victoria llegará a unas Paso en varios mosaicos, el día después no será fácil reconstruirlo, las elecciones generales solamente lo tendrá como aspirante a conseguir dos o tres concejales, y muchos verán caer sus sueños y aspiraciones ante la frustración generalizada cuando se abra la verdad de las urnas.

Una acción de Vidal en este aspecto desconcertaría también a la oposición, que considera al FPV un rompecabezas sin chances electorales, inclusive con esa mirada sobre el «kirchnerismo» a veces se ocultan o no salen a la luz divisiones y rencillas de otros sectores políticos locales.

El intendente interino triunfaría con esta decisión transgresora en su idea de seguir haciendo pie en provincia y Nación.

Me imagino a Vidal llegando a los Ministerios, acompañado de seguidores de Scioli, Cristina, Randazzo, Urribarri…¿acaso no tendría más fuerza su gobierno, y el mismo no se allanaría el camino a su propio proyecto?.

Siempre es bueno un gramo de audacia en lo que se hace….

En las charlas de café seguimos hablando de lo que haríamos cada uno si fuéramos el intendente interino.

Habrá que ver que termina haciendo el verdadero intendente.