En el PRO cuestionan la estrategia de LLA con las boletas. Hablan de un control cruzado de la fiscalización, pero siguen los roces por el manejo de los fondos en las bases. Las zonas que más preocupan.
La fiscalización de la segunda vuelta sigue siendo el gran problema de Javier Milei y Mauricio Macri. Aunque en los últimos días en la cúpula parecen haberse puesto de acuerdo en el operativo, en las bases siguen los problemas de coordinación y ahora se descontroló la pelea por el manejo de la plata.
Como contó LPO, el problema principal para Macri y Milei es que en los distritos hay serias diferencias entre los punteros del PRO y LLA, con los casos de Pilar y La Matanza como ejemplo. En muchas localidades los libertarios no aceptaron el ingreso de los macristas y fiscalizarán solos. En muchos otros, la presencia PRO no supera el 20 o 30 por ciento y se teme que prime la falta de «profesionales».
Lo que hay en disputa es un botín importante. Primero porque desde la conducción nacional les prometieron mejorar el pago para los fiscales, que ahora recibirán más plata que en las PASO y la primera vuelta. Los punteros que manejan varias escuelas (y por ende decenas de mesas) hacen cuentas y no quieren resignar su parte. Pero además una buena fiscalización y un triunfo de Milei les garantiza el músculo para reclamar cargos en entes nacionales, que son muy codiciados en los distritos.
Hasta hace alrededor de una semana el problema era que esos fondos no aparecían. El encargado de conseguirlos -como reveló LPO- fue Macri que acercó al empresario Eduardo Batista, que pasó la gorra entre sus amigos. Ahora que aparecieron, el problema es que en los distritos comenzó la guerra por manejarlos y tampoco aparece la cantidad de fiscales prometidos.
Según supo LPO, la solución inicial que se encontró en las discusiones de cúpulas es hacer un control cruzado de la fiscalización entre el PRO y la LLA. La idea surgió de un hombre de Diego Santilli que se lo propuso al encargado de la fiscalización designado por Milei, Guillermo Ferraro. El ex CEO de la consultora KPMG, con su expertise en el método, lo aceptó enseguida.
Si bien con ese método se avanzó bastante en el operativo, hay algunas trabas que todavía no se saldan. Es que Ferraro propuso una especie de auditoría de cada fiscal, que implica liberar el pago contra entrega del acta de votación firmada. Pero el problema es que ese método puede servir para «los voluntarios», pero difícilmente los punteros muevan sus fiscales si la plata no aparece antes. Saben que si el resultado no es el esperado, el pago no va a aparecer.
En el PRO también hay malestar con la estrategia de Karina Milei de entregar a la Justicia Electoral apenas una parte de las boletas y no el padrón completo. En LLA creen que sus fiscales podrán reponer en cada mesa y así evitar el robo de las papeletas.
«Es un disparate, nunca vi algo así», se sinceró a LPO un dirigente muy importante del PRO, que vaticinó que el robo va a ser más eficaz y se van a quedar sin boletas antes de tiempo. La fuente agregó que para una estrategia así se necesitan fiscales en todas las mesas y que tengan mucha experiencia, justamente lo que escasea en LLA.
En el PRO también dicen que Karina Milei les dijo que habría una estrategia para repartir boletas en las casas y que los votantes las lleven, como suelen hacer los intendentes. Pero la realidad es que el reparto fue muy pobre porque para hacerlo se necesita un despliegue territorial muy grande. Encima las boletas llegaron tarde.
En el macrismo admiten que la fiscalización mejoró bastante en la última semana, pero tienen extrema preocupación por la Tercera Sección del Conurbano y por varias provincias del norte como Santiago del Estero, Tucumán, Salta, Misiones, Catamarca y Formosa. Temen que en muchas escuelas no haya ni un fiscal de Milei.
LPO