*Por Horacio Castelli
En ese circo de despilfarro, promesas incumplidas y malas decisiones que fue la gestión de Martín Migueles al frente de la Usina Popular Cooperativa “Sebastián de María”, la cooperativa eléctrica estuvo a punto de ser denunciada penalmente por la ineficiencia como funcionario público que mostró quien hoy quiere volver a ser funcionario aspirando, ni más ni menos, que a dirigir los destinos de Necochea. ¿El motivo? No remitir fondos que pertenecían a las instituciones y no al presidente de la Usina.
El origen de esos fondos correspondía a la denominada Tasa de Servicios de Seguridad, popularmente conocida como Tasa de Patrulla bonaerense (Ordenanza N° 6805/09). Originalmente pensada como un mecanismo para recaudar dinero para ayudar a solventar los gastos de combustible de los móviles policiales, se vio modificada al absorber el Ejecutivo provincial un porcentaje mayor dichos gastos. Así, al hacerse cargo el gobierno de la provincia de la mayoría del combustible de los patrulleros de la Policía bonaerense, el Honorable Concejo Deliberante de Necochea aprobó que lo recaudado a través de esa tasa fuese destinado a distintas entidades e instituciones de bien público de nuestro distrito.
De esta manera, la normativa estipuló que distintos porcentajes de lo recaudado a través de la Tasa de Patrulla fueran destinados al Cuartel de Bomberos de Necochea, a la Unidad de Enseñanza Universitaria de Quequén (UNICEN), a la Cooperadora del Hospital “Doctor Emilio Ferreyra”, al C.A.A.N. (Centro de Ayuda al Animal de Necochea), al Centro Cultural de Necochea y Biblioteca Popular Andrés Ferreyra, al Archivo Histórico Municipal, a la Biblioteca Popular Sarmiento del Barrio Puerto de Necochea, a la Biblioteca Popular de Quequén, a la Asociación Cooperadora de la Escuela de Artes de Quequén y a la Asociación Cooperadora de la Escuela de Artes de Necochea.
MIGUELES DECIDIÓ QUEDARSE CON LA PLATA DE DIVERSAS INSTITUCIONES DE NECOCHEA
La Tasa Patrulla Bonaerense
El mecanismo estipulaba que lo recaudado en dicha tasa por la Usina sería remitido a la Municipalidad para que ésta transfiriera los fondos a cada una de las instituciones. Sin embargo, este dinero no llego a las arcas correspondientes. A modo de excusa, Migueles argumentó, en la Memoria y Balance de la Usina del año 2012, “cuestiones de índole político afectaron las negociaciones de cobranzas emprendidas con la Municipalidad, malogrando un acuerdo realizado con la administración de Tellechea”. Concretamente, Migueles argumentó una presunta deuda del Municipio para con la Usina para retener ese dinero en vez de girarlo y que llegue a las instituciones correspondientes.
Así, en base a este motivo, Migueles decidió quedarse con la plata de diversas instituciones de Necochea, cuando en realidad la Usina es un mero recaudador del dinero que aportan los socios y debe ser remitido al Municipio para que este lo abone a las entidades. De esta manera, Migueles decidió, unilateralmente, quedarse con la plata de las entidades de bien público, como el CAAN, el Cuartel de bomberos de Necochea, la sede Quequén de la UNICEN, el Centro Cultural Necochea – Biblioteca Popular Andrés Ferreyra, entre otros.
Esta fue la forma en que Migueles, como funcionario público a cargo de la Usina, decidió compensar una deuda que tenían mutuamente con la Municipalidad, quedándose con plata que no le pertenecía.
Los fracasos comprobados no mienten. Los mentirosos, sí. ¿Quién miente Migueles?