Muchos pensarán que es un deseo escrito, y en realidad es una realidad que marcará al equipo argentino, haciéndolo reaccionar que estos errores no se pueden cometer.
Fue indudable que Romero y Paredes, no estaban en condiciones de jugar los 90 minutos y menos comenzar como titulares.
Algunos, también, dirán que es fácil hablar con el diario del lunes, aunque en realidad se sabía de la fragilidad física con la que llegaban ambos jugadores.
Que son importantes en el esquema de Argentina, nadie lo duda, pero cuando están en plenas condiciones.
Quizás el cuerpo técnico y los propios jugadores pensaron que este era un partido donde se podía arriesgar porque era el equipo, en los papeles, más flojo del grupo.
Sin embargo, Arabia Saudita, fue un seleccionado muy bien organizado, que se jugó con la ley del offside quedando en la misma línea con los delanteros argentinos, y, gracias, al VAR, les salió bien.
No se puede dejar pasar el horror del gol anulado a Lautaro Martínez, claramente habilitado por el jugador número 13 de los árabes, pero eso es parte de este nuevo deporte que aún lo intentan llamar fútbol.
Este golpe de realidad, sobre lo que es una competencia mundial, los va a despertar a todos los integrantes del seleccionado y les servirá para llegar a la final del torneo. De eso, no tengo la más mínima duda.
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