La estabillidad que Sergio Massa logró consolidar en el frente financiero, luego de la corrida que eyectó a Silvina Batakis del Ministerio de Economía, empezó a mostrar algunas grietas.
Luego de un octubre contenido por el efecto del dólar soja, el Banco Central acumuló en lo que va de noviembre un rojo de 730 millones de dólares y finalizó la semana con ventas por 520 millones.
El drenaje de reservas estuvo acompañado por un repunte de las distintas cotizaciones del dólar. El regreso de cierta tensión cambiaria coincide con el desembarco en el país de la delegación del FMI, responsable de revisar el cumplimiento de las metas acordadas.
Quizá eso explique que el Banco Central haya acelerado su política de micro devaluaciones. El dólar oficial sin los impuestos subió 29 centavos este viernes y se ubicó en 167,77 pesos. Así, en la semana el dólar oficial aumentó un 1,6% equivalente a 2,62 pesos.
Las cotizaciones bursátiles también se despertaron. El contado con liquidación subió $1,11 y cotizó a $310,19. Así la brecha con el tipo de cambio oficial mayorista llegó al 92,9%. PEl dólar MEP subió $3,03 hasta los $299,81.
En consecuencia, el spread con el oficial llegó al 86,5%. En el mercado paralelo la cotización marcó un alza de $1 que lo ubicó en $293. Así, la brecha con el oficial alcanzó el 82,3%. En la semana, la divisa informal avanzó 1,4%.
Martín Vauthier director de EcoGo afirmó a LPO que la volatilidad de las cotizaciones bursátiles se explica tanto por factores estructurales como coyunturales.
En primer término «la brecha se mantiene en niveles elevados por el deterioro del balance del Banco Central y el desanclaje de las expectativas» y agregó que «se acumulan pasivos en pesos con un bajísimo nivel de stock de reservas».
Respecto a la volatilidad de corto plazo Vauthier señaló que se explica porque «las entidades públicas venden bonos en dólares contra pesos y eso presiona al alza. A esto se suma la liquidación del turismo receptivo que se realiza a través de los financieros».
Sobre la presión devaluatoria que encarna en los tipos de cambio, Vauthier reconoció que «puede haber movimientos puntuales de grandes jugadores que impactan en uno u otro sentido» pero a su vez advirtió que «al ver la serie histórica de los últimos dos años, las cotizaciones financieras, se estabilizan después de pegar un salto y la inflación los va a apreciando en términos reales hasta que se produce el nuevo salto».
Coincidió en parte Federico Furiase director de Anker Latinoamérica. «El Banco Central volvió a perder reservas y eso genera tensión en el mercado. A eso se suma que el dólar financiero quedó muy atrasado respecto a la inflación, luego del salto de julio pasado» afirmó Furiase y agregó que otro factor que complica al gobierno es la deuda en pesos.
«En la última licitación no le fue tan bien como esperaba, entonces sale el BCRA a comprar los bonos para sostener el precio. Eso implica emisión y pago de intereses», señaló.
En el gobierno se enojan con estos diagnósticos. «Mezclan peras con manzanas para generar inestabilidad, embolsar ganancias fabulosas y que gane el espacio político que los representa.
El financiamiento en el mercado local en pesos se mantiene en estrictos márgenes de sostenibildad y es muy dañino que la oposición ponga en juego la posibilidad de un reperfilamiento porque juega negativamente en las expectativas y confianza de los inversores», afirmó a LPO una fuente del área económica.
La misma fuente señaló sobre el nivel de reservas que «noviembre es un mes deficitario, todavía estamos pagando importaciones atrasadas. Estamos dentro de los números estimados y el cumplimiento de las metas acordadas con el organismo es un hecho que se hace efectivo con el próximo desembolso».
FUENTE: LPO