martes, noviembre 26, 2024

Ecología

Almacenando energía en supercondensadores de grafeno

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El número de dispositivos electrónicos, como los móviles, ordenadores y tablets que utilizamos habitualmente, ha aumentado de forma exponencial y todos necesitan de una fuente energética: primero fueron las baterías y todo apunta a que en los próximos años los supercondensadores serán un serio competidor, y el grafeno tendrá mucho que ver.

Así lo refleja un estudio, liderado por investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y publicado recientemente en la portada de la revista Sustainable Energy & Fuels, donde se revisan las tendencias en la investigación de superconductores de grafeno, desde el uso de elementos que mejoran el rendimiento de los electrodos en las superficies grandes que permite este material, hasta la miniaturización que consiguen las cada vez más versátiles y baratas técnicas de fabricación.

“Un supercondensador es un dispositivo de almacenamiento de energía por medios físicos que permite cargar y descargar en pocos segundos”, recuerda el couator Javier Martínez Rodrigo, “y desde que en 2008 Stoller describió el primer supercondensador de grafeno, se han alcanzado avances espectaculares, y conseguido cada vez mayor densidad de energía y de potencia”

Los autores han llevado a cabo una revisión a doble escala. Por un lado, describen las técnicas de fabricación con mejores resultados en cuanto a su reproducibilidad, complejidad, consumo de tiempo, coste y versatilidad. Por otro, se presentan las ventajas de miniaturizarlos en forma de microsupercondensadores, para que puedan ser integrados en dispositivos portátiles de pequeño tamaño.

Pronto podrían estar en los dispositivos electrónicos

“El grafeno permite fabricar supercondensadores con mejores características (capacidad específica, densidad de energía, potencia), por lo que se puede predecir que pronto pasarán a formar parte de nuestros dispositivos electrónicos”, apuntan los coautores Andrés Velasco y Yu Kyoung Ryu. “Podrá sustituir otros componentes comerciales más caros, más contaminantes y menos eficientes, o utilizarse como complemento a otros dispositivos de almacenamiento de energía, como las baterías de litio, en los vehículos eléctricos”, añade el catedrático Fernando Calle.

Además, sus ventajas no se quedarán en el ámbito medioambiental o energético, sino que también se ampliarán a campos como la agricultura o la biomedicina. Los supercondensadores de grafeno podrán formar parte de dispositivos miniaturizados autoalimentados al ser integrados con sensores de distintos tipos en las aplicaciones de la llamada electrónica portátil o wearable y el internet de las cosas.