El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, afirmó que su país es un «barril de pólvora» pronto a estallar, al manifestar su disgusto ante la creación de una Comisión Parlamentaria Investigadora (CPI) sobre su política ante la pandemia del coronavirus.
La Cámara Alta aprobó el martes la creación de una CPI que abordará presuntas «omisiones» del gobierno frente al Covid-19, organismo propuesto por el senador Randolfe Rodrigues.
Bolsonaro sostuvo hoy que políticos y jueces de «saco y corbata» que defienden la CPI ignoran las privaciones que sufre la población más humilde debido al bloqueo decretado por varios gobernadores para frenar el contagio del Covid-19.
«Brasil está en el límite, estoy esperando al pueblo, el hambre, la miseria, el desempleo están allí, yo siempre ando por la calle, estuve el fin de semana en varias comunidades (humildes) de Brasilia, las personas me dejaron entrar a sus casas, me mostraron las heladeras (vacías)», contó hoy Bolsonaro.
«¿A dónde vamos a llegar?, parece que hay un barril de pólvora», subrayó.
El presidente sostuvo que el senador Rodrigues, del centroizquierdista partido Red de Sustentabilidad, motorizó la CPI como una forma de «buscar un palco» para ganar notoriedad con la crisis sanitaria.
Días atrás el gobernante había definido a Rodrigues como una «bosta» al cual le gustaría dar un «puñetazo».
Señaló este miércoles el mandatario que lo tiene sin cuidado que lo ataque la prensa y que un juez haya recibido una denuncia que lo tipifica como «genocida».
El senador Rodrigues fue quien obtuvo las 32 firmas para formar una CPI sobre las «omisiones» del gobierno ante la pandemia en general con foco en lo ocurrido en enero en Amazonas donde decenas de pacientes fallecieron por falta de tubos de oxígeno.
Según Rodrigues los hechos de Manaos, capital de Amazonas, pueden configurar crímenes de «responsabilidad» cometidos por Bolsonaro y el entonces ministro de Salud, Eduardo Pazuello.
El general Pazuello fue removido del cargo a mediados de marzo, cuando Brasil llegó a los 300 mil muertos por el coronavirus, y fue reemplazado por el médico Marcelo Queiroga, el cuarto titular de Salud desde que se inició la pandemia.
Entre tanto el expresidente y actual senador, Fernando Collor de Mello, aliado de Bolsonaro se opuso a la creación de la CPI, y recordó que en 1992 fue depuesto cuando el Parlamento decidió abrirle un proceso de impeachment.
«Basta de pugilato verbal, basta de chismes, al pueblo no le interesa una CPI (…) digo esto porque tengo alguna experiencia (…) soy alguien que pasó y vivió episodios dramáticos en vida pública, alguien que sabe cómo funciona una CPI», señaló Collor.
El periodista Bernardo Mello Franco, del diario O Globo, comentó hoy que tanto Collor de Mello como Bolsonaro temen que esta CPI se transforme en una «bola de nieve» que derive en la antesala de un pedido de impeachment contra el actual mandatario.
Para neutralizar la CPI opositora el gobierno promovió la formación de otra CPI.
Senadores oficialistas obtuvieron 38 firmas para la formación de una CPI dedicada a investigar a las presuntas irregularidades cometidas por los gobernadores con los fondos enviados por el gobierno nacional para combatir la pandemia.
El titular del Senado, Rodrigo Pacheco, llegó a una solución intermedia, que satisfizo en parte a la oposición y al oficialismo.
Determinó la creación de una sola CPI que abordará las medidas del gobierno ante el coronavirus además de analizar si hubo desvío de dinero en los gobiernos estaduales. (ANSA).