Por Antonio Elio Brailovsky
Queridos amigos: Hemos señalado en otras oportunidades las consecuencias de un proceso de mercantilización aplicado sobre el cuerpo humano.
Dijimos que los implantes de siliconas pueden esconder la detección del cáncer de mama, con lo cual «hacerse las lolas» puede ser una forma de destruirlas. Ustedes pueden leer el informe completo sobre los riesgos de esos implantes cuando son solamente estéticos en:
La cuestión de fondo es que existe en nuestra cultura un proceso de negación de los ritmos de la naturaleza, incluyendo entre ellos los efectos del paso del tiempo sobre nosotros mismos. Se nos prohíbe envejecer y se nos obliga a correr riesgos innecesarios para simular que no envejecemos.
Tal vez la más impresionante muestra de esa negación del tiempo sea el uso de la toxina del botulismo para paralizar los músculos del rostro y disimular las arrugas. Su nombre comercial es botox y usa uno de los peores venenos conocidos.
El botulismo es una enfermedad provocada por intoxicaciones alimentarias, al comer alimentos contaminados con la bacteria Clostridium botulinum. Su toxicidad es tan alta que sólo probar un alimento para constatar que está en mal estado puede desencadenar la enfermedad y -en muchos casos- llevar al paciente a la muerte. Esta toxina provoca una rigidez muscular que, cuando afecta a los músculos respiratorios, hace que el paciente muera por asfixia.
Se lo emplea con cuidados extremos en el tratamiento de ciertas enfermedades, pero en los últimos tiempos se ha generalizado su uso para disimular arrugas. Cuando se inyecta botox en un músculo, el mismo queda paralizado por un período de varios meses. Esta parálisis da la apariencia de que se han «planchado» las arrugas y el paciente parece haber rejuvenecido. El resultado son rostros lisos y poco expresivos, porque la persona pierde el dominio de muchos de los músculos de su cara.
En 1994, la U.S. Food and Drug Administration (FDA) de los Estados Unidos denunció la promoción del tratamiento de arrugas como «un ejemplo de promover un biológico potencialmente tóxico para propósitos cosméticos». Si embargo, más tarde lo aprobó para esos usos, suponemos que bajo presión política del laboratorio que los fabrica
Un estudio reciente muestra que el botox puede salirse de los músculos tratados y migrar hacia el peor lugar en el que uno quisiera tener un veneno: el cerebro. También se está investigando la muerte de varios niños a los que se trató con esta sustancia.
Mientras tanto, nosotros renunciamos al complejo diálogo entre las personas que se saben diferentes y nos inyectamos venenos para simular que el tiempo puede detenerse.
¿Vale la pena correr esos riesgos para planchar unas arruguitas?
Un gran abrazo a todos.
CONCLUSIONES DE CIENTÍFICOS NORTEAMERICANOS
Polémico estudio sobre el Botox
Un reciente estudio muestra que la neurotoxina botulínica Tipo A, vendida como el Botox de Allergan Inc. para las arrugas, puede trasladarse desde el lugar en donde es inyectada hasta el cerebro.
Científicos norteamericanos inyectaron la toxina del botulismo en los músculos de los bigotes de las ratas. Según informaron los investigadores en el Journal of Neuroscience, pruebas al tejido cerebral de los roedores mostraron que el botulismo había llegado a las raíces del cerebro.
El Botox es el producto más importante de Allergan. Sus ventas el año pasado ascendieron a los 1.210 millones de dólares. La droga, aprobada en 1989, se hizo famosa entre las celebridades que buscaban suavizar las arrugas del rostro y es usada también para tratar desordenes neurológicos. La Administración de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos está investigando si los pacientes a los que se les inyectó Botox contrajeron botulismo, una enfermedad que debilita los músculos, luego de recibir Botox o Myobloc, un producto de Solstice Neurosciences Inc.
«La idea de que pueda haber una transmisión de esto al sistema nervioso central necesita seguir siendo analizada» precisó Mathew Avram, director del Centro de Cosmética, Láser y Dermatología del Massachusetts General Hospital en Boston. «De todos modos, este tratamiento ha sido usado en millones de personas durante años y no vemos una derivación importante al sistema nervioso central», agregó Avram.
Los autores de este estudio explicaron en la publicación que la neurotoxina del botulismo puede afectar la capacidad de las neuronas para comunicarse y modificar el circuito de la médula espinal.
Avram advirtió de todos modos que la fisiología de las ratas y ratones es distinta de la de los seres humanos y que por ende los resultados no permitirían anticipar qué es lo que ocurre en la gente. El estudio no es concluyente y es necesario realizar más investigaciones.
Los científicos inyectaron la toxina del botulismo en un lado del hipocampo de cada cerebro de roedor y en un centro visual. La toxina migró de un lado del hipocampo al opuesto. Y del centro visual, la droga fue hasta los ojos de los animales.
TRADUCCION: Silvia S. Simonetti.
La FDA revisa la seguridad de Botox tras la muerte de varios niños con parálisis cerebral
Los pequeños recibieron la toxina botulínica para combatir los espasmos musculares
MARÍA SAINZ
MADRID.- La agencia estadounidense del medicamento (FDA) está revisando la seguridad de Botox tras recibir una serie de notificaciones detallando varios efectos adversos relacionados con su uso. Estos informes recogen desde problemas para sostener la cabeza hasta la muerte de varios niños con parálisis cerebral.
Según ha notificado la agencia en un comunicado, tanto Botox y Botox Cosmetic —toxina botulínica tipo A, comercializada por Allergan— como Myobloc —toxina botulínica tipo B fabricado por Solstice Neurosciences Inc.— «se han asociado con algunos casos de reacciones adversas, incluyendo fallo respiratorio y muerte, después de aplicarlo para tratar una variedad de trastornos y usando un amplio rango de dosis».
Los casos más serios, que han conllevado la hospitalización e incluso la muerte de algunos afectados, corresponden en su mayoría a niños con parálisis cerebral a los que se les inyectó la toxina para tratar los espasmos musculares -espasticidad- producidos por su trastorno mental. Este uso, tal y como declara la FDA, no está aprobado en EEUU, aunque sí en otros países, como España.
«No se ha establecido la seguridad, eficacia y dosis de la toxina botulínica en el tratamiento de la espasticidad propia de la parálisis cerebral o de cualquier otro trastorno en niños menores de 12 años», destaca la agencia.
Usos no aceptados por la FDA
Por lo tanto, las reacciones adversas detectadas se han producido al utilizar el producto en los casos aprobados por la FDA como en los no aceptados.
No obstante, la agencia sostiene que es muy posible que éstas se deban a una sobredosis de Botox, ya que «no hay evidencia de […] cualquier defecto en los productos».
«Las reacciones adversas parecen relacionarse con la difusión de la toxina a áreas lejanas del lugar de inyección y que se asemejan a los síntomas del botulismo, que podrían incluir dificultad para tragar (disfagia), debilidad y problemas respiratorios», apunta el comunicado.
Las complicaciones pediátricas detectadas «se dieron en pacientes menores de 16 años, que mostraron distintos síntomas, desde disfagia hasta insuficiencia respiratoria, que requirió intubación y ventilación artificial».
Entre los casos adultos, se dieron distintos síntomas como pacientes a los que les costaba mantener derecha la cabeza, con disfagia o ptosis -caída de párpados-, pero no se detectó ninguna muerte.
Una serie de pautas
Aunque la FDA no recomienda a los profesionales que dejen de usar el producto sí les recuerda una serie de pautas a seguir.
Así, los especialistas deben tener en cuenta, entre otras cosas, que: las dosis de un tipo de Botox no equivalen a las de una clase distinta; el producto puede dar lugar a una serie de efectos secundarios ya descritos y que pueden aparecer inmediatamente o días después de la inyección; en caso de sufrir algún tipo de efecto secundario, los pacientes deben recibir atención médica rápidamente.
Junto con los informes que describen todos estos efectos secundarios, la agencia esta revisando una serie de estudios clínicos, enviados por los fabricantes, y otra serie de ensayos realizados para conocer la seguridad y la eficacia del Botox.
En España, la toxina botulínica está indicada, además de para el tratamiento de la espasticidad en niños con parálisis cerebral, para la rigidez muscular después de un accidente cerebrovascular o ictus. Entre sus aplicaciones también se incluye la distonía cervical (una tortícolis que afecta a los músculos del cuello y los hombros), el espasmo hemifacial (contracciones involuntarias de los músculos de la cara) y la hiperhidrosis primaria de la axila (es decir, el exceso de sudoración).
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