El gobernador de Córdoba lograba reelegir por más de 40 puntos de diferencia sobre el macrista Mario Negri. El peronismo además ganaba con Llaryora la capital provincial. Cantitos contra Macri en el búnker.
Juan Schiaretti dio el golpe de efecto más importante en lo que va del año electoral luego de obtener su reelección como gobernador de Córdoba por una diferencia aplastante respecto de los candidatos de Cambiemos, Mario Negri y Ramón Mestre.
Los cuatro cortes de boca de urna de la encuestadora de Gustavo Córdoba mantuvieron un resultado similar a lo largo de toda la jornada: Schiaretti se imponía con un triunfo sin precedentes en la historia electoral de la provincia mediterránea, el segundo distrito electoral más importante del país, con casi tres millones de votantes habilitados.
Poco después de las 19 empezaron a conocerse los primeros datos oficiales que confirmaban que el gobernador alcanzaba su reelección superando el 60 por ciento de los votos y sacándole más de 40 puntos a Negri que se ubicaba en torno a los 17 puntos, mientras que Mestre se ubicaba tercero con 10 puntos. Es decir que ni siquiera sumando los votos de antes se hubieran acercado a Schiaretti.
De ese modo se ganó de inmediato la silla de la cabecera de la mesa del peronismo no kirchnerista, que en los meses previos osciló entre Roberto Lavagna, Sergio Massa y Juan Manuel Urtubey. Y como anticipó LPO, no son pocos los que en ese espacio creen que sería un excelente candidato a presidente.
Hasta ahora, Schiaretti dejó trascender que no tiene interés en pelear la Presidencia y que su vocación es cumplir un segundo mandato en su provincia para completar el revolucionario plan de obra pública que lanzó, el más importante en ejecución en el país. En su entorno también aducen razones de salud, ya que supuestamente debería someterse a una intervención coronaria. Lo cierto es que ninguno de esos argumentos parece imposible de sortear.
De acuerdo a la boca de urna, el radical Mario Negri, el candidato de la Casa Rosada, le ganaría su duelo personal al también radical Ramón Mestre. Ambos quedarían mucho más lejos de Schiaretti de lo que preveían incluso en el comando electoral del gobernador.
Con la derrota en la provincia ya anunciada desde que Cambiemos se partió en dos, la peor noticia del domingo para la UCR no fue el triunfo de Schiaretti si no la derrota en la capital cordobesa. Los radicales pierden así la ciudad más importante que gobernaban y una buena plataforma para cobijarse en los otros cuatro años que el peronismo gobernará la provincia. El PJ por otro lado no ganaba la capital cordobesa con un hombre de su fuerza desde 1973, lo hizo en los noventa en una alianza con la Ucedé, pero el intendente fue el liberal Germán Kammerath.
Ahora lo hará el peronista Martín Llaryora, quien también sorprendió por sacar un caudal mayor al que se pronosticaba, superaría holgadamente a Luis Juez, que iba en la boleta con Negri. El candidato de Mestre, Rodrigo de Loredo, quedaba por debajo de Juez de acuerdo a los boca de urna.
La elección también potenciaba otra figura del espacio que conduce Schiaretti: Natalia de la Sota, hija del ex gobernador consolidaba un triunfo muy importante com o primera candidata a diputada provincia y este mismo domingo ya se especulaba con su integración como vice en una fórmula nacional, si finalmente Schiaretti decide quedarse en Córdoba, como hasta ahora dejó trascender.
Los militantes que se acercaron hasta el alejado Quórum Hotel donde se montó el búnker de Schiaretti cantaron contra Macri. «Es para Macri que lo mira por TV» y «un minuto de silencio para Macri que está muerto» fueron algunos de los cánticos. La estrategia discursiva de la Rosada es instalar que la elección vernácula de Córdoba nada tiene que ver con la presidencial, puesto que según pronostican, la mayoría de los votantes de Schiaretti no votará a Cristina. Los cantitos en contra del presidente chocan de frente con esa teoría.