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Por Horacio Castelli

Quizás, sea ese el motivo para que los mensajes no lleguen con la claridad necesaria para que el receptor pueda decodificarlos.

Sin embargo, podemos visualizar que no solo los mensajes desde los distintos medios son difíciles de recepcionar.

En todos los ámbitos de la vida cotidiana esta dificultad se puede apreciar, impidiendo una transmisión de los conocimientos adquiridos.

Con respecto al ámbito educativo, los docentes manifiestan permanentemente lo complicado que es lograr la atención y comprensión de los alumnos sobre los temas abordados.

Los gobiernos en sus distintos niveles culpan a la errónea transmisión de sus actos de gobierno, las quejas de los ciudadanos y que estos no llegan a comprender las medidas adoptadas.

Entre la diversidad de medios para comunicarnos, la dificultad que tienen muchos comunicadores para el manejo correcto de los mismos y la imposibilidad de los receptores de abarcar toda la información, el problema se hace casi insalvable.

Una solución sería para los comunicadores lograr utilizar correctamente una o dos plataformas informativas para que los receptores de esa información estén mejor direccionados.

Otra solución llegaría de parte de los receptores que podrían elegir también que plataforma informativa les queda más cómoda a sus conocimientos para lograr más claridad de informaciones.

Desde que el hombre comenzó a organizarse socialmente, la información fue una herramienta fundamental, y por eso en este siglo es tan importante.