Se sembrarían un millón de hectáreas más y la producción alcanzaría las 17 millones de toneladas.
Las políticas agropecuarias adoptadas por la gestión kirchnerista durante los últimos años dejaron notablemente relegadas -a nivel mundial- a diversas producciones en las que la Argentina fue históricamente pionero.
Una de las principales apuestas del gobierno de Mauricio Macri al eliminar las retenciones y quitar las trabas a las exportaciones fue justamente volver a ubicar al país en un lugar preponderante en materia de producción agrícola.
Y de a poco algunas actividades del campo comienzan a mostrar síntomas de reactivación. Tal es el caso, por ejemplo, del trigo cuyos productores en los últimos días comenzaron la primera siembra sin Cristina Kirchner en el poder.
El trigo fue, si se quiere, el caso más emblemático de destrucción de un aparato productivo. El ex secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, siempre tuvo en la mira a este cereal y en 2006 decidió intervenir el mercado.
El slogan mediático de Moreno era «cuidar la mesa de los argentinos» conteniendo los precios minoristas de los alimentos derivados del trigo para lo cual montó un sistema de millonarias compensaciones a la industria molinera.
Los resultados de dichas políticas quedaron expuestos: los precios no pararon de aumentar, los subsidios se vieron envueltos en sospechas de corrupción y la producción local de trigo cayó a tal punto que el país tuvo que importar.
La primera importación se dio en 2013 cuando la cosecha no alcanzó para cubrir el consumo interno. En ese entonces algunos molinos importaron la materia prima de manera clandestina porque Moreno no permitió oficializar el hecho.
Ahora, lejos de temer el impacto de las tapas de los diarios, el macrismo no tuvo problemas en autorizar la importación de 300 toneladas provenientes de Uruguay como prueba piloto para sortear la escasez de calidad que presenta el trigo.
Otro escenario
Las primeras previsiones de cara a la actual campaña 2016/17 son más que optimistas. Según pudo saber LPO, el área de siembra de trigo crecería un 30% (un millón de hectáreas más respecto al año pasado) y la cosecha alcanzaría las 17 millones de toneladas (en 2016 se cosecharon 10 millones de toneladas).
«Si el clima lo permite podemos tener casi el triple de lo necesario para abastecer el consumo interno permitiendo exportar 10 millones de toneladas», comentó el presidente de la Sociedad Rural (SRA) Luis Miguel Etchevehere.
Según un estudio difundido por el Instituto de Estudios Económicos de la SRA, los productores invertirán alrededor de u$s 1400 millones para sembrar trigo, una cifra 27% superior a la registrada durante la campaña anterior.
Para tener una dimensión del nivel de inversión en trigo, hacia fin de año se generarán un total aproximado de 500.000 viajes de camiones en las rutas del interior del país (unos 100.000 más que el año pasado).
En tanto, una de las dudas está en la utilización de tecnología dado que en los últimos años la falta de incentivos hizo que los productores no inviertan en este aspecto lo que quedó en evidencia en la escasez de calidad panadera del trigo.
Sin embargo, la SRA se encargó de aclarar que «la utilización de insumos estratégicos (como los fertilizantes) llegaría a los 3,3 millones de toneladas, con un crecimiento de 800.000 toneladas respecto a la campaña 2015/2016».
Por otra parte, el aumento en la intención de siembra de trigo se advierte en la inversión en maquinaria agrícola en donde se registran subas en las ventas de pulverizadoras, palas hidroneumáticas y rastras de discos, entre otros productos.
Por último, los precios del trigo -si bien están lejos del récord- resultan tentadores. En la zona de Rosario (Up River) las ofertas se ubican en torno a los $ 2450 por tonelada, mientras que la posición diciembre cotiza a u$s 170 por tonelada. FUENTE: LPO
