Una violenta manifestación rompió la tranquilidad el lunes por la noche en la localidad holandesa de Heesch, situada a un centenar de kilómetros al sureste de Ámsterdam.
Armados con bengalas, huevos y argumentos xenófobos, cientos de vecinos de esta población de 13.000 habitantes acudieron a la sede del ayuntamiento para protestar contra la futura construcción de un centro de acogida de refugiados con capacidad para 500 personas.
Ante las cámaras de televisión, tras lo que parecía una batalla campal, algunos manifestantes daban rienda suelta a sus miedos:
– “Cuando no pueden deshacerse de ese caos en La Haya lo traen aquí, al pueblo. Pero nosotros tampoco los queremos, que se los queden en La Haya, no aquí. Si van a violar a mi hija, no habrá 500 policías aquí para protegerla”, gritaba un vecino.
– “Creo que 500 es demasiado. Tendré mucho miedo de salir a la calle. Creo que no lo haré nunca más”, comentaba una joven.
Varios concejales fueron evacuados en medio de fuertes medidas de seguridad. Los manifestantes arrojaron bengalas y huevos contra la sede del ayuntamiento. Al menos tres personas fueron detenidas.
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