Más de 120 personas han muerto en París en una noche de pesadilla terrorista que será difícil olvidar. Los ataques, al menos siete, se han producido de manera casi simultánea con armas automáticas y explosivos en áreas de ocio muy concurridas de la capital francesa.
El primero tuvo lugar en el distrito 10 de la capital, cerca de la calle Bichat, y más tarde en el distrito 11. Unos minutos más tarde, se registraba otro tiroteo en la sala de espectáculos Bataclan, en el bulevard Voltaire, que tiene capacidad para 1.500 espectadores. Muchos de ellos fueron tomados como rehenes por los terroristas. Algunos secuestrados enviaron tuits dramáticos alertando de que los terroristas habían comenzado a ejecutarlos uno por uno. Esto desencadenó la inmediata intervención de las fuerzas especiales. Se escucharon varias ráfagas y explosiones. El balance es estremecedor: al menos 70 muertos y 4 terroristas abatidos.
También hubo víctimas del terror en las inmediaciones del Estadio de Francia, donde dos kamikazes hicieron estallar la carga que portaban consigo matando a al menos cuatro personas. El presidente francés, François Hollande, asistía al partido que jugaba en esos momentos la selección nacional francesa. Hollande fue evacuado inmediatamente. Minutos más tarde declaró el estado de emergencia y ordenó el cierre de las fronteras.
Hollande, que se dirigió a la nación poco antes de la media noche, ha cancelado su asistencia a la cumbre del G20 en Antalya (Turquía).
El ayuntamiento de París y la policía ha pedido a la población que no salga de sus casas bajo ninguna circunstancia, ya que es posible que haya grupos terroristas aún no localizados. Al menos 1.500 efectivos de las fuerzas de seguridad francesas están desplegados en la zona.
El grupo Estado Islámico se ha atribuido la autoría de los ataques.
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