Una investigación en Estados Unidos, ratificada por pediatras argentinos, pone en evidencia la confusión que crea la publicidad de elementos para bebés. En el conurbano bonaerense, el 50 por ciento de las muertes súbitas podría deberse a que el niño duerme con los padres.
Por lo menos un tercio de las familias no aplica en su totalidad las recomendaciones para prevenir la muerte súbita de los bebés durante el sueño. Así lo indica una investigación en Estados Unidos y lo ratifican representantes de la Sociedad Argentina de Pediatría. La confusión crece por la proliferación de anuncios comerciales que publicitan implementos peligrosos como chichoneras blandas, colchas mullidas o “nidos” para recién nacidos: el riesgo es que el bebé pueda asfixiarse.
El mismo peligro se plantea si el bebé duerme en la misma cama con sus padres: en el conurbano bonaerense, el 50 por ciento de las muertes súbitas podría relacionarse con esta práctica. En la cuna, la posición más segura es boca arriba y sin demasiado abrigo, y se recomienda que los bebés duerman con chupete.
Un equipo del Centro de Control de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, dirigido por Carrie Shapiro-Mendoza, examinó los datos de una extensa investigación que los Institutos Nacionales de Salud (NIHG) de ese país desarrollaron a lo largo de 18 años, entrevistando a más de 19.000 madres u otras personas con bebés a su cargo: en todo ese tiempo, el uso de mantas demasiado gruesas o mullidas, considerado riesgoso, decreció del 56 al 27 por ciento, y el también peligroso empleo de colchas y edredones de pluma bajó del 39 al 8 por ciento de los casos.
“Sin embargo, no hubo decrecimiento significativo en la ropa de cama ubicada por debajo de los bebés: hasta el 32 por ciento de los cuidadores ubican mantas bajo los nenes, y hasta el 5 por ciento colocan cojines o almohadones”. “Los padres reciben muchos mensajes contradictorios –explicó Marian Willinger, una de las autoras del trabajo–: los parientes pueden regalarles colchas o frazadas acolchadas para el recién nacido y ellos se sienten obligados a usarlos. O ven en revistas fotos de bebés durmiendo en cunas o camas que en realidad son inseguras.”
Norma Rossato, integrante del Grupo de Trabajo sobre Muerte Súbita en Lactantes de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), destacó que “la investigación en Estados Unidos mostró la discordancia entre las recomendaciones para sueño seguro y lo que libremente difunden y publicitan el comercio y la industria: no hay, ni en Estados Unidos ni en la Argentina, una reglamentación por la cual todo objeto que se venda para bebés deba responder a determinadas normas de seguridad. Entonces, se venden y se regalan objetos probadamente asociados con mayor riesgo de muerte súbita”.
En el trabajo “Nidos de contención para recién nacidos y riesgo de muerte súbita del lactante”, publicado en la revista Archivos de Pediatría, Rossato muestra cómo, si se busca en Internet a partir de términos como “nido para bebés” o “posicionador para dormir bebés”, aparecen centenares de ofertas de implementos que el consenso internacional de los pediatras desestima por riesgosos.
¿Por qué no hay que poner mantas mullidas, juguetes u otros objetos en la cuna? El riesgo es la asfixia: “No debe haber en la cuna objetos sueltos ni blandos donde pueda hundirse la nariz del bebé”, explicó Rossato. “Esto se entiende a partir de dos reflejos innatos: el de prensión y el de succión. Por el reflejo de prensión, el bebé va a agarrar cualquier cosa que se le acerque a la mano, e inmediatamente querrá explorarla mediante la succión. Por eso, todo objeto puede terminar en la cara del bebé; y, si apoya la nariz contra un oso o muñeco blando, empieza a respirar su propio aire exhalado; en muchos nenes, esto no trae ningún problema; pero hay bebés que, aunque sanos, tienen una predisposición genética a la muerte súbita y no podemos saber por anticipado quiénes son”. Para éstos, el juguete en la cuna puede ser mortal.
Las Recomendaciones para el sueño seguro del bebé, de Unicef, explican que “el colchón debe ser firme y estar cubierto exclusivamente por una sábana fina (sin mantas por debajo del cuerpo). El bebé debe quedar con sus brazos por fuera de las sábanas y frazadas. Así se evita que el bebé pueda deslizarse por debajo de la ropa de cama y duerma con la cabeza cubierta. Si hace mucho frío, es preferible ponerle al niño más ropa y no recargar la cuna con mantas”. Alejandro Jenik –secretario del Grupo de Trabajo en Muerte Súbita del Lactante de la SAP– destacó que “hay que evitar el exceso de abrigo: el sobrecalentamiento puede dar lugar a una ‘apnea febril’, en la que el chico deja de respirar”.
En cuanto al riesgo de los “nidos”, que se ofrecen en comercios (y todavía confeccionan algunas abuelas), es el mismo de cualquier almohadón u objeto mullido en la cuna. “La gente trata de anidar al bebé para contenerlo en los primeros días de vida, pero hay que entender que, en esa etapa, el único nido deben ser los brazos de la madre y el padre –señaló Rossato–: claro que esto implica esfuerzo, cansancio y puede requerir ayuda familiar. Los primeros días son para establecer el vínculo; conforman un ciclo esencialmente emocional, que se cierra después del tercero o cuarto día: entonces, ya establecida la alimentación por lactancia materna, queda abierto el ciclo nutricional y las recomendaciones de sueño seguro pueden implementarse en su totalidad.”
Boca arriba con chupete
Una recomendación básica es que el bebé duerma boca arriba, en la misma habitación que los padres, pero no en la misma cama. Subsiste en algunos el preconcepto de que, si el bebé duerme boca arriba, podría vomitar y ahogarse. Jenik observó que “al contrario, como el esófago está por detrás de la tráquea, el riesgo de obstrucción de la vía aérea se presenta cuando el bebé está boca abajo”. Según el informe de Unicef, “los estudios internacionales realizados durante la última década son concluyentes en cuanto a que los bebés que duermen boca arriba tienen entre 3 y 12 veces menos riesgo de muerte súbita”.
Otra recomendación es que el nene no comparta la cama con los padres: “El colecho tiene un gran peligro que es la obstrucción, por aplastamiento, de las vías aéreas del bebito –advirtió Jenik–. Sin embargo, la práctica del colecho ha llegado a ser fomentada como si fuera una experiencia enriquecedora, desconociendo sus riesgos. Y, en niveles socioeconómicos más bajos, el colecho deriva del hacinamiento: según algunas investigaciones, en el conurbano bonaerense, el 50 por ciento de las muertes súbitas de lactantes en domicilio se vincula con situaciones de colecho”. Según Unicef, “el bebé puede dormir en su propia cuna y es recomendable que la misma esté ubicada al lado de la cama de la madre”: no en la misma cama, pero sí en la misma habitación, para que los padres puedan intervenir en caso necesario.
Jenik agregó que “las sillitas de seguridad para autos hay que usarlas sólo para transportar al niño en el auto, y con vigilancia: no fuera del auto ni para dormir”. Unicef recomienda asimismo “no fumar en la habitación del bebé y procurar no hacerlo en ninguna otra de la casa”.
También, una vez que la lactancia está en marcha (ver nota aparte), se recomienda el uso del chupete para dormir: “Dormir con chupete disminuye el riesgo de muerte súbita, desarrolla los músculos de la vía aérea que así se hace más permeable, y facilita que el chico se despierte más rápido ante cualquier inconveniente”, observó Jenik. Las recomendaciones valen para nenes de hasta un año.
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