Bélgica se convertirá hoy en el primer país del mundo que recoge en su legislación la eutanasia a menores sin requisito de edad. El Congreso de los Diputados dará el visto bueno definitivo a un proyecto que ha necesitado años de maduración e incansables horas de debate parlamentario. Con la nueva ley, los menores con enfermedades incurables podrán acogerse a ese derecho, siempre que cumplan unos requisitos estrictos. El principal consiste en demostrar capacidad de discernimiento, un concepto controvertido por la dificultad para evaluarlo.
“Nuestra responsabilidad es permitir a todo el mundo vivir y morir con dignidad”, resumió ayer en la Cámara baja la diputada socialista francófona Karen Lalieux, cuyo partido ha promovido este cambio legal. La eutanasia, que Bélgica contempla desde 2002, se extiende ahora a los más jóvenes con unas garantías adicionales respecto a los adultos. Solo podrán solicitarlo los menores aquejados de una enfermedad terminal que les reporte un sufrimiento imposible de paliar. Deberá solicitarlo por escrito el propio afectado, pero no podrá someterse a la eutanasia sin consentimiento de sus representantes legales.
El paso por el Congreso de los Diputados ha supuesto unos cambios mínimos respecto al proyecto que aprobó el Senado, que en Bélgica es la cámara con iniciativa legislativa. El sufrimiento del menor solo podrá ser físico —la eutanasia para adultos contempla también el psíquico— y los médicos deberán acreditar que, en cualquier caso, el enfermo moriría a corto plazo. “El número de criterios que hay que cumplir constituye una seguridad suficiente para evitar los abusos”, argumentó en la Cámara el diputado liberal Daniel Bacquelaine.
Holanda era, hasta el momento, el único país que incluía a los menores en la práctica de la eutanasia, con un requisito de edad fijado en una horquilla entre 12 y 18 años, según el caso. Bélgica ha ido un paso más allá al optar por evaluar la madurez mental del menor en lugar de establecer una edad de referencia. Esa decisión, fuertemente contestada por los detractores, ha avivado un debate de por sí complejo. “Un niño de siete años, ¿es verdaderamente autónomo? ¿Quién es responsable de un menor?”, se preguntaba la diputada Sonja Becg, del grupo cristianodemócrata flamenco.
Para resolver el dilema, el texto final establece que será el médico encargado del caso quien evalúe si el menor es capaz de adoptar la decisión, pero tendrá que consultar previamente a un psiquiatra infantil. En la actualidad, Bélgica ya prevé el derecho a la eutanasia a partir de los 15 años para jóvenes emancipados.
El derecho a morir concita una gran adhesión en Bélgica, incluso en casos tan delicados como los de menores. Un 74% de la población está a favor de concederles esta posibilidad, según una encuesta publicada hace unos meses por el diario La Libre Belgique. El debate ha suscitado tal interés que las comparecencias de expertos que hubo en el Senado fueron televisadas. Ese apoyo popular se refleja en el amplio espectro de fuerzas políticas que votarán hoy a favor: socialistas, liberales y verdes de las regiones flamenca y valona del país, así como los nacionalistas flamencos (conservadores) de la N-VA, el partido más votado en Bélgica. “Esperamos que la ley se aplique poco, pero es nuestro deber votarla”, argumentó Sarah Smeyers, de la N-VA.
Los detractores de la medida (democratacristianos flamencos y valones y extrema derecha flamenca) argumentan que es prematura y que no goza de suficiente consenso. “Lo hemos visto: los médicos nos interpelan. No hay urgencia para aprobar esta ley, solo la electoral”, expuso Christian Brotcorne, cristianodemócrata francófono de la CdH, que ha pedido una nueva redacción del texto. Los trabajos se han acelerado en las últimas semanas porque Bélgica disolverá en breve las Cortes para celebrar elecciones regionales y federales el 25 de mayo.
Al hablar de esa interpelación de los médicos, el diputado se refería a una carta abierta que han enviado en los últimos días 39 pediatras belgas para pedir a los diputados que no voten la ley. “No hay una demanda de la población o de la comunidad médica para extender la eutanasia a los menores”, alegó el martes en conferencia de prensa uno de sus impulsores, el oncólogo infantil Stefaan Van Gool. Pese a este intento de última hora para frenar la ley, la mayor parte de la profesión se ha manifestado hasta ahora a favor del cambio legal.
La iniciativa belga para regular la eutanasia infantil no deriva tanto de la cantidad de casos que se producen como de las dificultades que encuentran los facultativos para tomar decisiones en estos supuestos terminales sin vulnerar la ley. Uno de los estudios presentados en las comparecencias que organizó el Senado revelaba que en un 40% de las muertes de menores con enfermedades incurables, los doctores decidieron interrumpir el tratamiento que mantenía al menor con vida.
Más allá de los menores, sobre los que no existen datos oficiales, Bélgica registra cada año alrededor de 1.000 casos de eutanasia, aproximadamente el 1% del total de muertes. Los casos han aumentado con rapidez en los últimos años. DIARIO EL PAÍS
Los nombres de la buena muerte
Eutanasia. Consiste en suministrar una combinación de fármacos a una persona con el fin de acabar con su vida. Es requisito que el afectado haya expresado su voluntad de que se le aplique (o que todavía esté en condiciones mentales para hacerlo), y que esté en situación terminal, irreversible y con gran sufrimiento. Debe ser aplicada por un médico. Es legal en Holanda, Bélgica y Luxemburgo.
Sedación paliativa. Consiste en suministrar fármacos a un paciente terminal con el fin de acabar con su sufrimiento. Puede suceder que el efecto secundario sea que se acorte su vida, pero este no debe ser el objetivo. Se considera una buena práctica médica y es legal. Es lo que se aplicó, por ejemplo, a José Luis Sagüés, el enfermo de un cáncer terminal que relató hace dos semanas su situación a EL PAÍS.
Suicidio médicamente asistido. Se parece a la eutanasia en que el médico facilita al enfermo una combinación de medicamentos con el fin de acabar con su vida. Tiene prácticamente los mismos requisitos (que sea un enfermo terminal, que esté sufriendo), pero tiene que ser el afectado el que ingiera los medicamentos. Solo está permitido en Suiza. En España es ilegal. Puede ser que el suicidio no sea facilitado por un médico (fue lo que sucedió con el tetrapléjico Ramón Sampedro).
Cesación del esfuerzo. Consiste en retirar un soporte vital a un enfermo terminal (respirador, por ejemplo), por voluntad propia o de su familia. Fue lo que hizo Inmaculada Echevarría. Es legal y una buena práctica médica.