Roberto Lavagna fue elegido el mejor ministro de Economía de la democracia con más del 51% de los votos, de acuerdo al sondeo de opinión que llevó a cabo Ambito.com en el 45 Coloquio de IDEA. En tanto que Domingo Cavallo ocupó el segundo puesto con un 38% en las preferencias de los empresarios.
Lavagna fue el más votado por su desempeño cuando Eduardo Duhalde era presidente, gestión que extendió durante el mandato de Néstor Kirchner y que incluyó el canje de deuda en default. En tanto Cavallo fue elegido por su tarea en la presidencia de Carlos Menem.
En tercer lugar, pero bastante lejos de la simpatías, los empresarios se inclinaron por Roque Fernández (4,2%), quien sucedió a Domingo Cavallo cuando éste se fue del gobierno de Menem dando un portazo. La sorpresa fue que un porcentaje, aunque minoritario, privilegió con 3% al ex ministro de Economía de Raúl Alfonsín, Juan Vital Sourrouille. Seguramente aquí los empresarios recordaron el freno que significó el Plan Austral a la desatada inflación de aquella época.
Algunos nostálgicos dieron su voto a Ricardo López Murphy (1,4%), quien en el breve período en que ocupó el Palacio de Hacienda del gobierno de Fernando de la Rúa anunció un plan de ajuste para frenar el desatado gasto público.
Último se ubicó el segundo ministro de Economía de Menem, Néstor Mario Rapanelli. El funcionario, un empresario del grupo Budge Born que reemplazó a Miguel Ángel Roig, quien falleciera súbitamente a poco tiempo de asumir el cargo, logró un 1,4% de las adhesiones. En este caso también debe haber pesado la implementación del plan BB que incluía entre otras medidas las reducción del desequilibrio externo y fiscal y una fuerte devaluación del Austral.
Resulta curioso que Lavagna y Cavallo hayan sido los ministros más elegidos por los empresarios pues teóricamente implementaron políticas económicas en algunos casos diametralmente opuestas.
Cavallo no tuvo problemas al adherir a la globalización y permitir una apertura indiscriminada que afectó al industria nacional, más allá del corset que establecía la convertibilidad afectando la competitividad en la industria local. Por su parte, Lavagna criticó duramente la convertibilidad y cuando ocupó la titularidad del Palacio de Hacienda propició el desarrollo económico de los sectores locales. El listado de diferencias en posturas económicas entre ambos sería muy larga por lo tanto se infiere que los empresarios rescataron ambos períodos de crecimiento que hubo durante la gestión de ambos ministros. (AMBITO FINANCIERO)
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