En un artículo en el que critica con dureza la gestión de Cristina Fernández de Kirchner, el semanario inglés The Economist, uno de los medios especializados en política y economía de mayor prestigio en el mundo, acusa en su última edición a la Presidenta de haber tenido una respuesta «reveladoramente autoritaria e impropia de un político» ante los reclamos del campo.
Bajo el título «Cristina en el país de hacer creer», la nota da cuenta de los distintos avatares que, en apenas cinco meses de gobierno, minaron la popularidad de la mandataria al punto de que -dice The Economist- «recientes sondeos de opinión le dan sólo un 35 por ciento de imagen positiva».
Tras considerar que en el poco tiempo de mandato que lleva la Presidenta el país está «peor» tanto económicamente como en lo que a tensiones sociales y relaciones internacionales se refiere, el semanario afirma que el Gobierno atraviesa un «caos» y genera «poca confianza» en los inversores extranjeros, lo que se refleja en que «los bonos argentinos han caído vertiginosamente».
Luego de revelar que «de acuerdo con cálculos no oficiales, la inflación llega al 25 %», en tanto -entre paréntesis se aclara que «oficialmente, es del 9 %»-, el artículo señala que «el error del Sr. Lousteau parece haber sido actuar de acuerdo con la promesa de campaña de restaurar credibilidad a las estadísticas oficiales»
A continuación, la nota describe al nuevo ministro de Economía, Carlos Fernández, como una «no entidad», ya que «en la práctica, el propio Sr. Kirchner parece seguir a cargo de la política económica».
Acto seguido, la nota aporta otros indicadores respecto del momento que vive la economía argentina y la caída de popularidad de Cristina, de quien dice luego que en marzo aumentó los impuestos a las retenciones agrícolas «para compensar los gastos de campaña que el gobierno de su marido afrontó en un período de desenfreno preelectoral».
«Pero el aumento de los impuestos, junto con el aumento de la inflación, redujo el margen de beneficio de los sembradores de soja a por ejemplo sólo un 6 %», continúa diciendo The Economist para explicar por qué «los agricultores lanzaron una campaña sin precedentes de huelgas, barricadas y cacerolazos de protesta en los centros urbanos».
Ante ello, según la nota «la respuesta de la Sra. Fernández fue reveladoramente autoritaria» y » unstatesmanlike», expresión norteamericana que significa «impropia de un político».
El semanario resumió tal respuesta de la siguiente manera: «Acusó a los agricultores de codicia y, sin pruebas, de buscar un golpe militar. El Gobierno alquiló bandas de piqueteros (manifestantes desempleados que reciben pagos del Estado) y los lanzó contra los campesinos y sus partidarios, que devolvieron el fuego».
Finalmente, el artículo compara el descenso de imagen positiva de Cristina con el de Michelle Bachelet, aunque aclara: «Por lo menos, la Sra. Bachelet está cometiendo sus propios errores. La sospecha en Buenos Aires es que Cristina está pagando el precio de la estúpida obstinación de su marido, aún si eso es algo que comparte».