Por Miguel Abálsamo.
La política es el arte de gobernar, o la ciencia de la ciencia que
apunta al bien común. Para muchos es un servir para otros servirse.
Se hace política con altura o con bajezas. Algunos dirigentes en
nuestra ciudad suplantan el disenso por la política ¨basura..¨
La política basura tiene vuelo corto, aunque alcanza a sobrevivir en la mediocridad del presente envuelta en excrementos que no hace bien a la democracia. Es para mediáticos no para estadistas, vuelos de cabotaje, arrastrarse en el fango, seguramente regocijo personal de un tiempo, camino sin retorno en el futuro para quienes la practican.
Se instala para denostar adversarios diferentes en el campo de las ideas, logran un golpe efectista momentáneo, que puede convencer a una parte de la población , pero como decía Abraham Lincoln…¨ se puede engañar a mucha gente poco tiempo, a poca gente mucho tiempo , pero nunca engañar a toda la gente todo el tiempo..¨¨
Algunos dirigentes locales (versión oficialista), con la intención de ser más papistas que el Papa, quedar bien con su jefe alcalde, por obediencia debida o conservación del puesto esgrimen actitudes poco ejemplares para el ciudadano. Seguramente si las vieran reflejadas en un espejo se avergonzarían de ellas. Viven en el microclima, sin ver más allá de sus narices y así pueden terminar dándose con esa nariz en la pared de la realidad.
En la política basura aparece lo peor de cada uno. Mediocridad y maledicencia.
Mediocridad es fruto de cierto resentimiento o envidia (declaración de inferioridad), ambas corroen, no dejan pensar ni actuar, no es buen consejero hablar sin pensar, tal vez mejor es pensar antes de hablar.
Cuando desde el poder se vuelve ignorante es lo peor, bien se dice que para conocer a alguien hay que darle poder.
El ignorante se vuelve omnipotente, cree saber lo que otros no saben, cree ser lo que no es. Discuten al adversario político cuando este propone algo distinto, se convierten en chatos hombres de nuestra comunidad, carentes de argumentos, imbuidos por la mediocridad de los simples contestadores y no virtuosos creadores.
Siempre habitan, a veces ocultos, en otras se muestran cuando circunstancialmente pueden ocupar un puesto político en una Municipalidad. Creen adquirir prestigio, merecer el bronce. Casi cayendo en el camino donde no se vuelve, el ridículo.
La maledicencia es otra forma en nuestras mentes.
Calumnian, menoscaban al de enfrente, cuando más capacidad tienen frente a sí más malidecencia crecen en ellos. Desechan ideas, vuelan bajo y tratan de convertir en Frankestein a quien no esta de su lado, aunque ese monstruo que pintan solucione temas sociales del que ellos no son capaces, consiga reuniones importante para diferentes sectores de la comunidad, trabaje por la ciudad.
Son los que narran la realidad sin ponerse al frente. La inseguridad, falta de protección a nuestro medio ambiente, la falta de control en la nocturnidad, déficit municipal,, residuos patogénicos tirados a metros de una cocina en el hospital público, persecución a empleados, discriminación a periodistas, anarquía en el transito, no prevención en los incendios en nuestro parque…etc… Es responsabilidad de otros, sin sincerarse que esos otros son ellos.
Cuando se hace política basura se termina como la basura, reciclada o incinerada.
El tiempo terminará reciclando a varios e incinerando a muchos.
algunos periodistas ya estan incinerados