domingo, diciembre 22, 2024

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SEGURIDAD: «La inseguridad no depende de un sistema penal más estricto»

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La vicepresidente de la Corte Suprema no coincide con las voces que se alzan a favor de bajar la imputabilidad de los menores para resolver el conflicto de la inseguridad.

La vicepresidente de la Corte Suprema Justicia de la Nación, la jueza Helena Highton de Nolasco, entendió ayer que bajar la imputabilidad de los menores no es una solución para resolver la problemática de la inseguridad creciente que vive el país.

«No creo que la solución (a la inseguridad) pase por las edades de las personas, si fuera así a cero año habría menos delito. No estoy de acuerdo, no creo que la solución sea tener a todos los chicos presos», señaló ayer en Mar del Plata, donde llegó para asistir a la entrega de diplomas de los primeros egresados de la Escuela de Mediación y Agencia de Resolución Alternativa de Disputas, que depende de la Facultad de Derecho local.

«En realidad -explicó- son chicos que no tienen un modelo, que no conocen la responsabilidad, cuya familia está disgregada, son chicos marginalizados. El modo de solucionar esto es integrar a los niños, porque son niños, es enseñarles responsabilidad, que ellos se hagan responsables y que la sociedad y la familia los acompañe. Si ellos asumen responsabilidades por primera vez en la vida es probable, y hay estadísticas que así lo indican, que se avance. La penalización de un niño termina de arruinarlo, esto se sabe».

Highton de Nolasco, primera mujer designada miembro de una Corte democrática, dijo ver a la inseguridad inscripta en una compleja red de factores. Pero hizo hincapié en señalar que «la violencia crea más violencia y el modo de pacificar es integrar a la gente en la sociedad, todos son ciudadanos, no es cuestión de ser ciudadano de primera por tener más poder económico y hacer una pared alrededor de uno y que todos los demás tengan que ir presos. La inseguridad depende de muchos factores, pero seguro que no depende de un sistema penal más estricto».

Reclamo de agilidad

Con 34 años de trayectoria en diferentes sectores del Poder Judicial y un prestigio ganado a partir de su conducta, la juez -como ella misma se define- reconoció que la lentitud de la Justicia es «el mayor problema que tenemos».

«Estamos trabajando prácticamente los mismos juzgados desde hace 30 años. Lo cierto es que con las mismas estructuras se trabaja ahora igual que hace mucho tiempo en proporción al aumento de la población y al aumento de los conflictos y su complejidad», admitió.

Por eso defendió el mecanismo de la resolución alternativa de disputas como un modo de ayudar a que el sistema se vuelva más ágil. «Si bien hay cada vez más y más conflictos, su resolución puede hacerse más rápido, dado que con la resolución alternativa de disputas el juez no necesita resolver todos los casos, los puede resolver la gente sola y es una forma más democrática», dijo.

En ese sentido, se mostró abiertamente a favor de la mediación. «Toda reforma judicial requiere no sólo de más jueces y de más sentencias sino muy especialmente de otros modos de resolver los conflictos, y dentro ellos el más conocido en Argentina, el más barato, el más rápido y el que da más satisfacción es la mediación».

De este modo, explicó, un juez se abocará a tratar de manera personal las causas más importantes. Además, entendió que agregar dentro del Poder Judicial elementos tecnológicos, capacitación al personal y el funcionamiento de una escuela judicial constituyen elementos «fundamentales» para aumentar la agilidad institucional.

Más transparencia

La juez, que lleva adelante la comisión de violencia doméstica de la Corte Suprema -por ahora un plan piloto en Capital Federal que promete extenderse a todo el país-, dijo ver en la actualidad «más conciencia» en torno a la necesidad de acceso a la Justicia.

«El juez tiene que estar más cerca de la gente, o la Justicia más cerca de la gente y no en una torre de cristal. Creo que hay cada vez más conciencia de eso», manifestó ayer relajada, mientras degustaba un café con leche amargo con medialunas.

Y reconoció que la actual composición de la Corte, con siete miembros y que lidera el juez Ricardo Lorenzetti, mejoró la imagen ante la sociedad del máximo tribunal nacional. «La anterior Corte, a la que se le adjudicaba falta de independencia, hizo que la credibilidad de la Justicia repercutiera en todos los demás miembros, en los que estábamos en todos los otros estamentos y que nadie nos conocía. Repercutía sobre todo la falta de independencia».

Ahora, en cambio, dijo que «el escrutinio público ciudadano que ha habido sobre los nuevos miembros de la Corte a través de la publicidad de los antecedentes, de la posibilidad de cualquier ciudadano de oponerse durante 30 días más la posibilidad de oponerse frente al Congreso y participar de una audiencia pública en el Congreso dio más transparencia» a la histórica entidad, que fue creada en 1863.

«Las mujeres somos más creíbles»

– El país acaba de elegir a un presidente mujer. ¿Existe una mirada femenina en torno a los temas del poder público?

– La mirada femenina tiene mayor amplitud, mayor empatía en el sentido de ponerse en el lugar de todos, creo que el hecho de que hayan sido discriminadas o con menos acceso a lugares públicos importantes se debe a que el mundo ha estado dominado por los hombres. Pero las mujeres somos más creíbles ahora que hay tanta crisis. De alguna manera podemos decir que no tan bien nos ha ido a todos con la resoluciones que dieron los hombres, entonces se está probando qué hacen las mujeres. Esperemos hacer un buen papel, es un desafío.

– ¿La mujer es más creíble a pesar de los casos de la ex ministra de Economía Felisa Miceli y de la secretaria de Medio Ambiente Romina Picolotti, sospechadas de casos de corrupción?

– Bueno, yo creo que estadísticamente hay menos casos de corrupción de mujeres que de hombres, o por lo menos menos conocidos. Parece que cuando es una mujer se le da una preponderancia o una fama o una trascendencia mucho mayor que cuando es un hombre. Cuando hay sospechas sobre una mujer todos los reflectores se prenden.

– Es decir, sigue habiendo una mirada sexista.

– Lo que pasa es que somos iguales, pero bueno… parece que la población nos mira más, parece que siendo mujer hay que hacer mejor letra, tener más éxito y más eficacia que siendo hombre.

– En ese sentido, ¿siente que la sociedad espera de usted más que de un hombre?

– Yo creo que sí, yo me doy cuenta de que las mujeres se sienten representadas conmigo, no sólo con las mujeres abogadas o profesionales, porque uno representa a todas las mujeres. Una falla nuestra es mucho peor que una falla de alguno de los hombres. En ese sentido, siendo la primera mujer en la Corte si encima fallo, parece que se dijera «más vale no la hubiéramos puesto».

– ¿Cómo aliviana esa presión, debe ser difícil convivir con esa sensación todo el tiempo?

– Trabajando normalmente, con mucha exigencia, como siempre lo he hecho.

– ¿Cómo es la relación con sus pares hombres?

– Perfecta, nos llevamos muy bien, tal vez el clima se distendió más cuando llegué yo. Eso puede ser. (LA CAPITAL)