Por G. R. Sturla – grs@telpin.com.ar
Noviembre de 1972. Después de un largo exilio, el general Perón retornaba al país. Podría haberlo hecho cargado de rencores y revanchismo. Sin embargo lo hizo con templanza, serenidad e idea de un futuro mejor para todos los argentinos. Es bueno reproducir algunos párrafos de aquel “león herbívoro”, en comparación a la crispación, agresividad y rencor enquistado en el discurso “pingüino y carnívoro” de estos tiempos.
Decía Perón: “Mi misión es de paz y no de guerra. Vuelvo al país después del exilio producto del revanchismo que perjudicó gravemente a la nación. No seamos colaboradores e imitadores de tan fatídica inspiración.
Ha llegado la hora de emplear la inteligencia y la tolerancia. La lucha debe realizarse dentro de una prudente realidad. Debemos dar el mejor ejemplo de cordura”. 15 DE NOVIEMBRE 1972
Opuesta a estas líneas observamos la soberbia, impunidad e impudicia Kaísta. El pensamiento único que delimita “amigos o enemigos”; y; de revistar entre los “enemigos”, ataque inmediato.
El filopatoterismo haciendo gala de su poder protegido y el desafío amenazante al contrario.
El cargarse a la República entrometiéndose en la división y autonomía e independencia de los poderes.
El querer parecer “progresistas” cuando los hechos los demuestran “reaccionarios”.
El no poder resistir un certero y exhaustivo archivo de su propia memoria y el accionar consecuente.
Los conceptos nos deben llevar a una reflexión profunda para saber donde estamos parados.
Anulemos lo negativo, y dibujemos en positivo.
FRANCIS BACON dijo:
“El que no quiere pensar es fanático, el que no puede pensar es idiota y el que no osa pensar es cobarde”