La psicóloga Patricia Martínez Llienas aseguró en el juicio contra el tirador serial de Belgrano que el imputado es un enfermo psicótico esquizofrénico. Y dijo que «no es un simulador» y que cuando cometió los ataques tenía el «juicio desviado».
La perito psicóloga de la defensa de Martín Ríos, Patricia Martínez Llienas, aseguró en el juicio contra el denominado tirador serial de Belgrano que el imputado es un enfermo psicótico esquizofrénico y «peligrosísimo y debe estar de por vida en internación psiquiátrica».
La licenciada también afirmó que Ríos «no es un simulador» y dijo que cuando cometió los ataques tenía el «juicio desviado».
«Martín Ríos fue llevado a atacar por sus alucinaciones y delirios. No le tiró a la gente, le tiró a sus perseguidores internos, se asustó y huyó», dijo la especialista.
«Traté de hablarle y no reaccionaba»
Así lo afirmó un testigo que declaró en el juicio que se sigue contra Martin Ríos acusado de asesinar a Alfredo Marcenac. “Vi a mi amigo con un disparo en la cabeza y dos en la espalda», tirado en el piso”. El hecho ocurrió en julio de 2006.
Un testigo que declaró hoy en el juicio que se sigue contra el «tirador de Belgrano» rememoró ante los jueces el momento en que vio a su amigo Alfredo Marcenac, víctima del hecho, con «un disparo en la cabeza y dos en la espalda», tirado en el piso y sin poder reaccionar.
«Trato de hablarle y no reaccionaba», relató el joven Juan Pablo Arrate, de 22 años y amigo de Marcenac, en el juicio a cargo del Tribunal Oral Criminal Nº 12 (TOC12) en el cual está siendo juzgado Martín Ríos, por el homicidio «por placer» del joven y «tentativa de homicidio» de otras personas.
Arrate aseguró que pudo ver a su amigo «sin reaccionar» en el piso, tras lo cual le sacó su remera, y con ella le limpiaba la sangre que tenía, producto de los balazos que recibió aquella jornada del 6 de julio de 2006 en plena avenida Cabildo, entre José Hernández y La Pampa.
El joven, quien aseguró que fue herido de bala en su pierna izquierda, contó que realizó un tratamiento psicológico tras el hecho, aunque siente «mucho dolor por la pérdida de mi amigo» y «es el día de hoy que no termino de recuperarme».
En su declaración, Pablo Jagoe, también víctima del hecho (recibió un disparo en un pie), contó que aquel día vio que Marcenac tenía «una herida de bala en el cuerpo» y «en la cabeza, una mancha de sangre».
«Alfredo cayó al lado mío, y veo que no se reincorpora. Lo vi caer, y me di cuenta que no cayó normal porque cayó desplomado al piso», aseguró el joven, quien se imaginó en aquel momento que Ríos iba «en dirección a matarme a mí».
Al ser consultado por los jueces del Tribunal si había visto quién efectuaba los disparos, Jagoe dijo: «Me pareció que en el momento no lo había visto, y en la ronda de reconocimiento no dudé que era esa persona (Ríos)», pese a que «estaba más gordo y tenía barba crecida», según señaló.
Una de las víctimas del tirador de Belgrano dijo que vive “con miedo”
Se trata de la chica que fue baleada mientras tomaba un café en una confitería con su novio en marzo de 2006. A su vez, el joven aseguró que ya no puede pasar por esa esquina en pleno barrio de Belgrano. Ambos declararon en una nueva jornada que se le sigue a Martín Ríos por éste y otro ataque en la avenida Cabildo.
Una joven baleada por el denominado «tirador serial de Belgrano» mientras tomaba café junto a su novio en una confitería de ese barrio porteño en marzo del 2006, aseguró en el juicio oral que se le sigue a Martín Ríos que desde entonces vive «con miedo».
«Vivo con miedo», dijo Sabrina Sangiao ante el Tribunal Oral en lo Criminal 12 porteño, quien recibió un balazo en la rodilla derecha y otro en el glúteo derecho mientras se hallaba en la confitería Balcarce, ubicada en la ochava de Juramento y Cráter, en Belgrano.
Sangiao, entonces de 16 años, estaba tomando un café junto a su novio Mariano García Tejera en una mesa ubicada junto a la vidriera, cuando comenzaron a recibir los tiros.
La joven dijo que desde entonces, del miedo que le provocó la situación, cuando concurre a una confitería evita sentarse en mesas ubicadas cercanas a la calle y prefiere quedar «escondida detrás de alguna columna».
Por su parte, García Tejera también declaró en el juicio y coincidió con Sangiao, al punto que dijo que nunca más pudo pasar por la esquina donde se encuentra la confitería, a pesar de que todos los días debía pasar por allí para ir a la facultad.
Los jueces Ana Dieta de Herrero, Alfredo Rizzo Romano y Carlos Bruno escucharon, además de Sangiao y de García Tejera, a otros testigos de ese episodio.
Este es uno de los hechos que se le imputa a Ríos, quien comenzó a ser juzgado el martes de la semana pasada por el crimen de Alfredo Marcenac.
Los cuatro hechos en Belgrano que se le imputan a Ríos son: el 19 de junio de 2005, un ataque a balazos a un colectivo de la línea 67 en Vidal y Olazábal donde hirió al chofer y un pasajero, y el 2 de marzo de 2006, haber disparado contra una confitería de Juramento y Cramer, donde baleó a Sangiao y a su novio.
Además, se lo juzga por el hecho ocurrido el 16 de junio de 2006, cuando disparó 16 veces contra un tren entre las estaciones de Colegiales y Belgrano R; y otro del 6 de julio de 2006 por haber asesinado a Marcenac y herido a otras seis personas en Cabildo al 1700.