lunes, noviembre 25, 2024

Opinión

Manotazos de ahogado

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Por  Miguel Abálsamo

Acosado por la situación, que por fin la asumió, el alcalde Molina intenta un manotazo de ahogado. La  promoción  de propuesta anticrisis es una exageración, tan sólo maquillaje de ocasión, golpes  efectistas para la tribuna. Lo concreto es que en cinco años esta administración ha acumulado déficit tras déficit. Esa es la crisis.

Ahogado por las circunstancias el alcalde quiere mostrarle a la ciudadanía  al menos un gesto. Con mucho tinte demagógico, luego de aumentarse su sueldo el 500 por ciento en poco tiempo, decidió resignar la mitad del salario, cobrará ahora  ocho mil  pesos mensuales,  aunque no  se expresó  sobre los otro catorce mil pesos que tiene a su  disponibilidad  bajo  la denominación «gastos de representación».Es decir, el sueldo de nuestro intendente en este gesto de austeridad republicana es de 22.000 pesos.

La puesta en escena de la austeridad en su más alta escala puede lucir como título periodístico, sería bueno que todos los  funcionarios de su gobierno hiciesen lo mismo. Sinceramente nada cambia la situación imperante por más rebaja de salarios que se impongan, tiene muy escasa incidencia en el contexto  general.

Vale aclarar que muchos veces lo inútil sale caro aunque cobren cien pesos, siendo preferible funcionarios bien remunerados que cumplan a satisfacción la función encomendada.

Antes que un intendente bajando su salario prefiero un intendente elevando su capacidad conductiva al frente de un municipio.

El alcalde esgrime que se congelarán los ingresos al estado municipal. De hecho debe ser así porque después de los seiscientos que ingresó en su periodo de intendente, ya no hay lugar para inflar la plantilla municipal, y el promedio de un empleado municipal cada cincuenta  habitantes del distrito, daría como resultado que nuestras calles deberían estar impecables y la protección del estado a todo nivel admirable. Algo que por supuesto no ocurre.

Los dirigentes políticos  estilo Molina o el matrimonio Kirchner, por citar ejemplos, nos acorralan con verdades  de Perogrullo que nadie puede desdecir. La presidenta nos pide que luchemos contra la pobreza, por la mejor redistribución del ingreso y a los empresarios que no despidan. El alcalde nos habla de mantener los niveles locales de empleo, políticas públicas de inclusión, autoridad y equidad, consensos sociales y políticos que favorezcan la gobernabilidad.

¿Quien puede negarse a esto..?

Nadie en su sano juicio, de derecha, centro o izquierda, y con el mínimo de sensibilidad social se negaría  a acompañar estas definiciones.

El alcalde debería responder otras cosas.

¿Cómo llegamos a este déficit de diez millones de dólares en nuestro municipio?

¿Cómo tenemos cierre de cuatro ejercicios presupuestarios con déficit alarmante?

¿Por qué  utiliza el estado  municipal que conduce para introducir empleo en el mismo, haciéndose imposible  abonar salarios con seiscientos empleados que enquistó en nuestro estado?

¿Por qué tardo tanto en admitir la crisis municipal. No hubiéramos ganado tiempo si hubiese convocado a un pacto social local mucho antes?

¿Por qué no garantiza la paz social abonando el doce por ciento de aumento a los médicos. O recibiéndolos para dialogar no enviándoles la policía para reprimirlos?

¿Por qué no apoyo hace años la propuesta del entonces edil doctor Enrique Elizalde cuando precisamente hablaba y proponía, sin ser escuchado por su administración, sobre la desgravación de la tasa de seguridad e higiene a las empresas PYMES? Algo que hubiese aliviado los bolsillos de los comerciantes.

¿Por qué en la inexistente secretaria de acción social se cortaron los planes sociales, que abarcaban a cinco mil y quedaron reducidos a seiscientos…quien digita a quienes si y a quienes no?

¿Por qué tardar cinco años en entender que a este municipio lo salvamos entre todos o no lo salva nadie…

¿Por qué volvemos a repetir el mismo canto de sirena sobre las horas extras acotadas, cuando sabemos que es imposible sacarlas especialmente en áreas sensibles como la salud. O acaso hace dos años y medio no escuchamos lo mismo, y nada se controló ni se cumplió?

¿Por qué en el plan de austeridad no se cortan los gastos de representación que suman catorce mil pesos mensuales?

¿Por qué no exigirles a sus funcionarios que achiquen sus salarios..? Salarios aumentados en proporción nunca vista en los últimos cincuenta años.

Estos maquillajes no alcanzan. Necesitamos cirugía a fondo.

Un intendente que gestione. Ocupando su tiempo de viajes no para roscas políticas y fotos para el marketing, sino gestiones concretas. Gestionar no tiene ideología.

Emulando a sus colegas de Lobería, el peronista profesor Hugo Rodríguez, de San Cayetano, el radical Miguel Gargaglione, de Tres Arroyos, conducido por un vecinalista, de Mar del Plata, Miramar, etc.. Hablan poco y consiguen mucho. Molina es presidente del Foro de Intendentes Radicales, vice presidente de la FAM (Federación Argentina de Municipios), y sin embargo sus vueltas siempre son con las manos vacías y los anuncios futuros a flor de piel, como una mentira piadosa para engañar voluntades.

Necesitamos un intendente junto a un equipo de gobierno que sean capaces de seducir inversionistas, que alienten el crecimiento de la ciudad  con firmeza, que abra las compuertas a todos lleguen de donde lleguen, buscando  oxigeno dentro del gobierno donde se imponen cambios.

Un alcalde que haga su autocrítica, por los cuatro ejercicios con déficit que arroja su balance político.

Al menos el alcalde reconoció la crisis, y aunque le cueste también su propia crisis, la que ha logrado conseguir con sus desaciertos y falta de diálogo.

La desesperación le ha ganado, y suele ser parte de la desesperanza.

Así como la 125 fue para el gobierno nacional, esta crisis municipal es para el gobierno local. Como definían los griegos a la crisis » punto culminante. La posibilidad de gestar algo nuevo y mejor. Una oportunidad».

Espero que sea eso. Una oportunidad.

Después que el alcalde despilfarrará tantas en estos cinco años de mandato.

De lo que debemos estar seguros, es que de la crisis no se sale con declaraciones floridas.

Tiene mucho de mentira aparentar verdades, que cuando se dicen no se sienten.

Y los ciudadanos están hartos que tapen el pozo después que pasó la desgracia.