
Hola, ¿cómo estás? Soy Mariano Bergero, editor de Política de La Voz. Espero que tengas un buen arranque de semana.
Pasaron apenas pocos días desde la dura derrota que cosechó el presidente Javier Milei en la provincia de Buenos Aires. El cimbrón político continúa. El líder de La Libertad Avanza reaccionó poniéndose al frente de una mesa política que antes ya había fracasado. La delegación total de la política en su hermana Karina ahora se reconoce que fue un error, sin embargo, «el Jefe» seguirá teniendo la última palabra.
Milei tenía la idea de correr de la primera línea de fuego a quienes mostraron pocos reflejos en el armado político de la provincia de Buenos Aires. Renovar ese esquema hubiera sido una señal de recambio de cara al crucial test electoral que el 26 de octubre enfrentará el Gobierno. Eso no pasó. La hermanísima terminó convenciendo al jefe del Estado a que cambiar sería leído como un símbolo de debilidad. Todo sigue igual.
Las semanas por venir tienen un hilo conductor: todas serán difíciles para la administración libertaria. La oposición le perdió el miedo a la supuesta ola violeta que iba a arrasar en todo el país. Todos se le animan al Gobierno.
El Congreso volverá a depararle malas noticias al oficialismo este miércoles y jueves. En Diputados, la oposición dice tener los votos para insistir con la ley que dota de más fondos a las universidades y al Hospital Garrahan. Se espera una marcha multitudinaria frente al Congreso para el miércoles y réplicas en las principales capitales del interior. Son todos votos perdidos para el Gobierno, a poco más de un mes de los comicios.
El jueves, en tanto, en el Senado, los gobernadores intentarán resistir también el veto a la ley que modificó el reparto de los ATN.
En paralelo, el ministro Luis Caputo lidia todos los días casi sin excepción con la desconfianza de los agentes financieros. El dólar pelea mano a mano ya con el techo de la banda. El equipo económico se vio obligado a aflojar parcialmente el apretón monetario para darle algo de oxígeno a la actividad, asfixiada por la falta de financiamiento fruto de tasas imposibles para la actividad económica.
El panorama no cambiará. En el gobierno se impone el verbo aguantar.
Los gobernadores no aliados políticamente no tienen incentivos para dialogar, pese a la asunción formal del nuevo ministro del Interior, Lisando Catalán. El nuevo proyecto de Presupuesto de 2026 no contempla partidas que entusiasmen a los mandatarios provinciales. Después del 26 de octubre hablamos, es la línea trazada por esos gobernantes. Esos comicios marcarán las condiciones de esos diálogos hoy pausados. Serán semanas complejas para el Gobierno, con la política y la economía jugando en contra.
